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A NAVI SEAL
NEVER FORGOTTEN
Teniente Murphy
Ku
Af
El equipo, sabia que su situación ya no era de sorpresa y que podía estar comprometida,
volvieron atrás para anular la misión pero antes de conseguir llegar de nuevo al punto de
infiltración fueron sorprendidos por los hombres de Shah fuentes cifran cerca de 30
hombres armados contra 4 operadores de los SEALS, ellos se enfrentaron a fuego de
ametralladoras ligeras PKM, a fusiles de asalto AK47, lanza granadas RPG, y fuego de
morteros de 82 mm, claramente fueron delatados por los anteriores locales, no pasó
ni una hora que los habían dejado marchar.
Debido a la zona donde estaban operando, entre Sawtalo Sar y el valle de Shurkey, no había
buena recepción para sus radios (PRC.148) que son radios satélite, por lo que no podían
solicitar ayuda al verse desbordados por la gran cantidad de enemigos que tenían encima.
Un articulo desarrollado a partir de otros documentos, reportes y revistas.
A
quí empieza parte de la heroica
y trágica Operación Red Wings
—— El Teniente Murphy, bajo
fuego de cobertura de los otros
3 SEALS protegidos, salio de su
posición, para solicitar refuerzos a la base,
mientras abandonaba el sitio y subía a un
lugar con cobertura de satélite fue herido
varias veces, en el estomago y la espal-
da, aun así herido de muerte, consiguió
realizar la llamada de emergencia, y
posicionarse para seguir defendiendo a
sus compañeros.
Rápidamente desde el mando ame-
ricano despega un PREDATOR ( Avión
no tripulado), para reconocer la zona y
retransmitir al mando la situación. Los
tenían tan encima que no podían lanzar
un ataque aéreo ya fuera con misil guiado
o bien artillería, se decidió finalmente por
mandar ayuda y salió desde Bagrham dos
MH47 .
El responsable de los SEAL en Bagram,
Comandante Erik S. Kristensen solicitó
inmediatamente el envío de una fuerza de
rescate y a su vez, los pilotos del 160th
SOAR (que ya habían alcanzado fama en
Somalia cuando lo de “Black Hawk
Derribado”) enseguida pusieron a punto
dos enormes MH-47D Chinook para la
operación que serían escoltados por dos
AH-64D Apache (Longbow).
Lamentablemente, cuando realizaban
la aproximación a la zona, uno de los
MH-47D que transportaba a 8 SEAL junto a
sus 8 tripulantes, fue alcanzado por un RPG
que entró por la rampa trasera del aparato,
no pudiendo continuar el vuelo y teniendo
que tomar de emergencia. El piloto
divisó un saliente en la montaña y trató de
acercarse a él, pero entre la toma dura, y la
inercia de los rotores, el enorme helicóptero
rodó sobre sí mismo precipitándose al vació
y muriendo sus 16 ocupantes, incluido el
Comandante Kristensen.
El otro helicóptero ante el fuego enemigo
y la dificultad de la zona no consiguió
aterrizar y fue ordenado por el mando de
regresar a base, pese a su voluntad y
con la reciente destrucción y muerte de sus
compañeros.
Los SEALS solos, fueron cayendo
uno a uno, por diversas heridas, pero
manteniendo a raya al enemigo, apenas sin
munición, el oficial de 2º Luttrell recibió un
disparo de RPG que le hirió las piernas sin
llegar a explosionar, pensó que era su fin.
El resto de sus compañeros aun heridos
de muerte seguían luchando en las oscuras
montañas de Afganistán contra un enemigo
que les superaba en numero. Se encontra-
ron finalmente después algunos con más de
5 heridas mortales.
El fuego era tan intenso que el otro
aparato no pudo descargar a sus hombres,
teniendo que regresar a Bagram con su
carga completa de SEAL’s. Mientras tanto
la oscuridad llegaba y los SEAL’s de Mur-
-American! Ok!, Ok!-
Dijo el pastor con los
pulgares en alto.
-You… Taliban?
-No, no… No Taliban.
phy aprovecharon para tratar de romper
el contacto con los Talibán. No fue posible,
tras dos horas de huida, una granada de
mortero cayó muy cerca del grupo.
Cuando se despertó, el suboficial
Luttrell comprobó horrorizado que dos de
sus compañeros yacían muertos a pocos
metros, y otro más estaba desaparecido.
Conmocionado, herido y sólo, empezó
a caminar ladera abajo en busca de un
refugio donde pudieran rescatarlo. No tardó
en encontrarse con un pastor, al que enca-
ñonó.
-American! Ok!, Ok!- Dijo el pastor con
los pulgares en alto.
-You… Taliban?
-No, no… No Taliban.
Y así, pese a la mala experiencia con los
otros civiles, Luttrell se dio cuenta que no
tenía muchas opciones, y decidió acompa-
ñar al hombre de las montañas. Éste, que
luego conocería como Mohammed Gulab,
padre de seis hijos, le llevó a la cercana
aldea de Sabray, lo metió en
Enterados los Talibán, se presentaron
a reclamarlo, y ocurrió una de esas cosas
extrañas que sorprenden en la guerra. Pese
a que ofrecieron dinero y el peligro que los
Talibán significaban para la familia y la vida
del que acogiese a un enemigo, Gulab se
negó a entregarlo respaldado por toda la
aldea. Y pese a que el Islam ha tratado
durante siglos de romper con toda tradición
afgana, una de las pocas que perviven es
la de amparar y proteger al que lo pide,
aunque sea tu enemigo. Gulab amparaba
a Luttrell, y eso era todo. Los Talibán se
marcharon y no volvieron a aparecer por
la zona.