WALIC MAGAZINE #10 #10 | Page 50

Se ha dicho que la organización de la sociedad está cambiando. Las organizaciones de antaño actuaban en un entorno relativamente estable y tenían como fundamento los grandes volúmenes y la producción estandarizada. Se organizaban jerárquicamente, en las que unas pocas personas de la cúpula tomaban las decisiones y luego muchas del nivel inferior las ejecutaban. La especialización conducía a la fragmentación del trabajo y reforzaba la necesidad de una férrea jerarquía. Y la velocidad de respuesta no era otra que aquella que la pesada estructura, los manuales de procedimientos y las prácticas permitían.

Las organizaciones de hoy se mueven en un entorno turbulento. Los bienes y servicios son cada vez más personalizados, con altos estándares de calidad y bajos precios simultáneamente. Disponen de la moderna tecnología de información. Necesitan innovar continuamente y son más intensivas en conocimiento, lo que depende del capital humano. Necesitan tomar decisiones de forma rápida y reaccionar velozmente ante cambios en la demanda o en el entorno competitivo. Requieren coordinarse con otras organizaciones de la cadena de suministro y actuar en algunos aspectos como empresa autónoma y en otros, como parte de una red. Para ellas, las antiguas formas de organización ya no sirven (i) .

Algunas nuevas formas de organización, no tan nuevas

A comienzos de la década de los ’90, Raymond E. Myles y Charles C.Snow, profesores de la Universidad de California, afirmaron que una nueva forma estructural estaba surgiendo al observar las prácticas inter-organizacionales. Acuñaron el concepto de “organizaciones de red” (network organizations) y enfocaron su atención en las “redes dinámicas”, que son aquellas cuyos componentes (empresas) pueden ser ensamblados y desensamblados para adaptarse a las condiciones complejas y cambiantes del entorno.

Una organización de red posee varias características:

Cada nodo de la red realiza una labor especializada, pero todos los nodos contribuyen a un objetivo común.

Cada nodo (o entidad autónoma) mantiene fronteras permeables y difusas, tanto entre sus propias unidades internas como con otras entidades externas.

Dentro de cada entidad, la gestión es menos jerárquica, derivando su autoridad más del conocimiento que de la posición en la jerarquía.

El conocimiento especializado está descentralizado en cada uno de los nodos que conforman la red.

La comunicación es directa, punto a punto, mediante las modernas tecnologías de información.

Las personas dentro de una red pueden establecer relaciones con otras personas de otros nodos, tomar decisiones y realizar actividades en conjunto.

El éxito de la red depende de que cada nodo cumpla su rol. Una red será tan fuerte como el más débil de sus nodos.

Dada la posibilidad de oportunismo, los miembros de una red requieren un alto grado de confianza y compromiso (ii) .

Volviendo a lo básico