NUESTRA VOZ
DIARIO DE UNA NOVATA UNIVERSITARIA por Isabella Alejandra Rodríguez Sánchez
¿ Qué pasó después de graduarme de bachillerato?
Me gustaría empezar diciendo que se siente realmente bien volver a escribir un artículo para la revista del instituto, muchas gracias a doña Teresa por ofrecerme la oportunidad de nuevo de participar... Para los que no me conocen, soy Isabella Rodríguez, antigua alumna del instituto y antigua participante de la Voz Montevives. Mientras pensaba en qué podía aportar después de recibir la propuesta de mi querida profesora, se me ocurrió que sería buena idea comentar un poco mi experiencia con la dichosa selectividad y también mis primeras impresiones del mundo universitario y la carrera que estoy estudiando, de ahí que surgiera la idea de poner como título“ Diario de una universitaria novata” jeje... Aún recuerdo las sensaciones que tenía en el pecho después de ese 24 de mayo, todo realmente había acabado... Las seis horas de clases( algunas más livianas, otras más pesadas); los recreos llenos de sol y las caóticas semanas de exámenes, donde una estampita en la esquina superior de la mesa nos daba más fuerza y esperanza que nuestro propio conocimiento. Por un lado brincaba de la alegría, porque eso significaba que finalmente podía eliminar las alarmas para despertarme a las cuatro de la mañana para estudiar, y por otro lado estaba realmente asustada y llena de nostalgia, porque eso también significaba que debía salirme de mi zona de confort, y mi camino y el de mis mejores amigas comenzarían a tomar distintas direcciones. Cuando llegó la primera mañana de selectividad, todos mis compañeros y yo estábamos que se nos salía el corazón por la boca, el desayuno de mis amigas y mío fue un chicle de menta y un montón de apuntes de repaso mientras llegábamos a la sede donde teníamos que presentar. Después de ese primer examen, todos estábamos eufóricos, había sido más nervios y presión que cualquier otra cosa... Todos logramos mostrar lo que sabíamos y a pesar de uno que otro chasco de frustración, la lucha había acabado( o eso creíamos...). El verdadero cambio lo noté cuando ya no tenía nada que hacer o estudiar, me pasaba las mañanas tirada en el sofá o en la cama mirando hacia el techo, totalmente exhausta y en blanco... Había acabado bastante quemada de los estudios y no lo había notado hasta ese punto, aunque poco a poco esa sensación se fue aliviando conforme empecé a salir con amigos y familia, y me animé a hacer cosas que me