P04
DEL
29 DE NOVIEMBRE
AL
12 DE DICIEMBRE
DE 2019
Voces Migrantes
@VocesMigrantes
vocesmigrantes.us
C
C
C O L U M N I S TA S
on las fechas decembrinas a la vuelta de la esquina, con la emoción
de que familiares o amigos puedan reunirse para celebrar lo que
ésta temporada ofrece, también es cierto que en ocasiones a algunos los
invade la culpa o la incomodidad por saber de la posibilidad de toparse
con alguien, familiar o amigo, con el cual haya tenido un disgusto, un
mal rato o un asunto sin concluir. Si en verdad el perdón es el mejor
regalo, dejemos entonces las compras navideñas por un lado y tome-
mos en cuenta los siguientes pasos para limar asperezas con nuestros
seres queridos. A fin de cuentas, el cariño no se compra y el hecho de
compartir muchos momentos agradables en el futuro no tienen precio:
* Mantengamos en mente que el hecho de pedir perdón no es un sig-
no de debilidad sino de fortaleza y honorabilidad. Aunque al princi-
pio cueste trabajo, es importante el aprender a hacerlo ya que favorece
a todas las partes involucradas y les permite seguir avanzando.
EL PERDÓN: ¡QUE
MEJOR REGALO!
Por: Raquel Viramontes Saab.
• SE DICE QUE HACE FALTA UNA PERSONA FUERTE, PERO UNA
PERSONA AÚN MÁS FUERTE PARA PEDIR PERDÓN. SE DICE
TAMBIÉN QUE EL PERDÓN ES UNO DE LOS MEJORES REGALOS
QUE UNO PUEDE OFRECER, Y QUE AL BRINDARLO A ALGUIEN
MÁS, SE LO ESTÁ OTORGANDO A LA VEZ A UNO MISMO.
* Una vez que hemos reconocido a nivel personal que nos equivocamos
u ofendimos a alguien -incluso si fue involuntariamente- es necesa-
rio reconocerlo ante la otra persona y admitir abiertamente nuestra
equivocación; de lo contarario nuesta disculpa podría parecer poco
genuina y por ende: “no resultar en reconciliación”.
* Saber tomar el tiempo adecuado para pedir perdón es esencial. Si
la situación se produjo, por ejemplo, en un ambiente laboral, es nece-
sario tratarlo de manera inmediata, de tal manera que se pueda evitar
un daño mayor a la relación o que haga sentir el ambiente de trabajo
pesado. Solicitar hablar en persona con el otro involucrado cuando se
considere que los ánimos se han ya calmado, garantiza mejores resulta-
dos no solo para los involucrados mismos sino también para el resto de
los compañeros (si la falta fue en el trabajo) o familiares (si la situación
resultó en casa).
* Saber respetar el espacio de cada persona. El hecho de que te hayas
dado cuenta que en alguna forma fallaste y estés listo para aceptarlo
ante la pesona ofendida, no significa que ésta persona esté lista para
perdonarte. Los factores pueden ser muchos, como por ejemplo no ser
la primera vez que suceda una situación así. Es posible que su decep-
ción sea mayor ante sus ojos que antes los tuyos, y necesite tiempo y
espacio.
A veces, se necesita tiempo y distancia para poder sanar y recuperar la
relación con una persona. De ser así: sea paciente, no insista hasta que
haya dejado pasar un tiempo prudente. Dicen que el tiempo “lo cura
todo”.
* Dejemos de darle tanta importancia al orgullo propio, pues en mu-
chas ocasiones es el mayor ladrón de momentos genuinos de felicidad.
¿Cuántas relaciones entre hermanos, amigos de toda la vida, incluso
parejas no se han visto afectadas por que ninguno de los involucrados
ha estado dispuesto a ser el primero en pedir perdón?
Muchos hemos cometido el error de querer tener siempre la razón, en
vez de enfocarnos en tener siempre felicidad.
* Para los que se les dificulta pedir perdón, o sienten que ya ha pasa-
do demasiado tiempo y que ni siquiera recuerdan el motivo inicial del
disgusto, si llevan años sin poder frecuentar a un amigo entrañable o
a algún familiar: a veces las palabras sobran. Se puede empezar con
un simple abrazo, un abrazo largo, cálido, mudo, que diga: “hoy dejo
mi orgullo a un lado porque recuperar mi relación contigo es más im-
portante y porque este orgullo ya me ha robado muchos instantes de
alegría contigo”.
Para finalizar, si piensas en esta navidad obsequiarle a alguien el regalo
de tu perdón (no importa quien tenga la razón, porque ya te conven-
ciste que vas a dar felicidad a ti mismo y al otro), envuélvelo con la
promesa de que no importan las circunstancias, el error no se repetirá.
La promesa de un cambio genuino de actitud de tu parte es una mane-
ra honorable de darle punto final a la situación y enfocarse en nuevos
capítulos.
• Si aún piensas que el pedir o el ofrecer perdón son señales de debi-
lidad, mantén en mente las sabias palabras de Mahatma Ghandi: “Los
débiles no pueden perdonar. El perdón es atributo de los fuertes”.