También se identifican dificultades en obtener competencias apropiadas a otras edades, como alteraciones en el desarrollo del yo, incapacidad para crear relaciones afectivas entre iguales, problemas para adaptarse al ambiente escolar, problemas conductuales y psicopatológicos.
Existen una serie de indicadores físicos, de comportamiento y académicos que nos pueden hacer sospechar si el menor está siendo maltratado como señales físicas repetidas (Heridas, moratones) falta de aseo, ropa inadecuada, cambios de comportamiento, trastornos del desarrollo, conductas antisociales, vandalismo o conductas demasiado infantiles para su edad.
Es de suma importancia que cuando observemos que un menor de nuestro entorno está sufriendo violencia de casa, nuestra obligación es actuar.
La próxima semana hablaremos del matrimonio Turpin, acusados de torturar a sus trece hijos durante años ocultando el horror a sus familiares, vecinos y amigos.
Mikel Iza
22/02/2018