VISIONARIOS a la gorra 4 | Page 12

dimensiones. Fue encontrado boca abajo, sobre uno de los muelles.

No solamente buscan al asesino, sino también a la mujer que testigos afirman, estaba con el muchacho. Una blusa rasgada da cuenta de ello.

Hay sangre por todas partes, como si el joven se hubiese desangrado y la fuerza bruta del hecho, la haya desparramado en los alrededores. Algunos miembros del cuerpo policial se sintieron descompuestos ante tremendo cuadro.

Todavía falta para el amanecer, pero un uniformado llega corriendo hasta donde están sus jefes. Han dado con la chica. El y su compañero, que se ha quedado con ella. Está a unos quinientos metros, detrás de unos galpones. Totalmente conmocionada, bañada en sangre y con claros signos de haber sido violada.

La noticia estremece a todos.

Sobre todo a la ciudad, con las primeras horas del día.

No faltan los comentarios, las hipótesis, las exageraciones, que sin embargo en este caso se quedan cortas.

Y tampoco, el recuerdo de los más viejos y ese paralelo aterrador con una antigua historia que sus abuelos contaban, de un hecho acontecido unos cien años antes, en el mismo lugar, donde, decían los pobladores de aquella Villa Constitución de chacras y campos, un demonio había asesinado a un joven y violado a su novia, que años después, seguramente perseguida por los fantasmas de aquella noche, había terminado suicidándose.

Pero las viejas historias fueron desechadas de inmediato, catalogadas de cuentos de aparecidos. La ciudad se transformó en cómplice del silencio. Toda ciudad lo es, sepultando lo que cree ajeno a lo racional y cotidiano.