Virginia Episcopalian Magazine Summer 2014 Issue | Page 34
Del Espíritu Santo
the Rt. Rev. Shannon S. Johnston
Ahora hemos llegado a esta parte del año que en la Iglesia
conocemos como la estación “después de Pentecostés,”
(por ejemplo, el xx domingo después de Pentecostés). ¿Por
qué contamos los domingos después de Pentecostés que, en
este año, es el 8 de junio? Porque después de la gran fiesta
de Pentecostés – la celebración del don del Espíritu Santo a
la Iglesia (véase Hechos 2:1-11) en realidad concluye el relato
teológico del calendario eclesiástico – desde el Adviento hasta
la Pascua hasta que retornamos al nuevo año cristiano que
comenzará el Primer Domingo de Adviento.
En realidad, el año eclesiástico es desde el Adviento hasta
la Pascua y establece un periodo hasta que retornamos al nuevo
año eclesiástico el primer domingo de Adviento.
Esto nos da la oportunidad de reflexionar en el don del
Espíritu Santo a la Iglesia. ¿Qué quiere decir “Espíritu Santo”?
¿Qué podemos saber sobre la presencia y la obra del Espíritu?
¿Qué importancia tiene con nuestra vida diaria en la fe?
Para comenzar a reflexionar sobre el Espíritu Santo,
quisiera volver precisamente hacia aquel día de Pentecostés.
¡Qué día tan especial cuando el mismo ser de Dios se unió a la
vida de la Iglesia! Se nos dice que después de la ascensión de
Jesús a los cielos, el Espíritu Santo descendió sobre los apóstoles
como “llamas de fuego” y con “el sonido de un fuerte viento.”
La prueba de la presencia y del poder del Espíritu Santo fue que
los apóstoles predicaron y el pueblo que estaba presente de
muchas regiones escuchó el mensaje en sus propios idiomas,
todos al mismo tiempo. Este milagro inundó el ministerio
de la Iglesia con la misma presencia del Dios Trino. Por lo
tanto, a veces, la fiesta de Pentecostés es conocida como “el
cumpleaños de la Iglesia” ya que desde ese mismo día la Iglesia
recibió el poder de Dios para comenzar su misión en el mundo.
El Día de Pentecostés es H