víctima, y utilizan las coacciones, amenazas
y manipulaciones para lograr sus fines.
Se trataría de la violencia
“económica”, en la que el agresor hace lo
posible por controlar el acceso de la víctima
al dinero, tanto por impedirla trabajar de
forma remunerada, como por obligarla a
entregarle sus ingresos, haciendo él uso
exclusivo de los mismos (llegando en
muchos casos a dejar el agresor su empleo
y gastar el sueldo de la víctima de forma
irresponsable obligando a esta a solicitar
ayuda económica a familiares o servicios
sociales).
Otro punto importante
son las consecuencias
en torno a la violencia
de género, mismas que
se encuentran en
función a las formas de
su manifestación, pues
las
consecuencias
pueden ser físicas,
como golpes, lesiones,
enfermedades,
inclusive
la
muerte.
Además, existen otros
tipos de consecuencias
como las consecuencias
en la salud psíquica que
- También es
habitual la
violencia
“social”, en la
que
el
agresor
limita
los
contactos
sociales y familiares de su pareja, aislándola
de su entorno y limitando así un apoyo
social importantísimo en estos casos. Sexual.
“Se ejerce mediante presiones físicas o
psíquicas que pretenden imponer una
relación sexual no deseada mediante
coacción, intimidación o indefensión”
(Matas, 2002) Aunque podría incluirse
dentro del término de violencia física, se
distingue de aquella en que el objeto es la
libertad sexual de la mujer, no tanto su
integridad física. Hasta no hace mucho, la
legislación y los jueces no consideraban este
tipo de agresiones como tales, si se
producían dentro del matrimonio
incluyen la depresión,
ansiedad, trastornos del
sueño, trastorno por
estrés
postraumático,
trastornos de la conducta
alimentaria, intento
de suicidio, abuso de
alcohol, drogas y
psicofármacos. Por
otro lado, están las
consecuencias
del
tipo social que son
muy amplias pero
algunos ejemplos de
ellos
serían
aislamiento social,
pérdida
de
empleo,
absentismo laboral y
disminución del número
de días de vida saludable.