Vida Médica Volumen 74 N°2 2022 N° 2 N° 2 | Page 59

VIDAMÉDICA / MÉDICOS MAYORES
{ 59 entrada . El edificio constaba de dos bloques orientados de este a oeste , unidos transversalmente por similares estructuras , dependencias intermedias , pasillos de comunicación , dos grandes patios interiores y un patio posterior de acceso . El primer patio tenía una fuente , donde según el relato no confirmado , alumnos indignados habían lanzado al agua a algún ayudante particularmente odioso . También , había una escalera que permitía subir al segundo piso y que , al anochecer , solía ser refugio de alguna pareja de enamorados . El edificio fue planeado y destinado a entregar la enseñanza pre-clínica , durante los primeros tres años de carrera . Anatomía , sin embargo , ocupaba un edificio independiente en el extremo nor-oriente , sobre la calle Zañartu , y a conveniente distancia del Cementerio y del Instituto Médico Legal . Disponía de un gran auditorio circular , con corridas de asientos en altura , dependencias vecinas para preparar el material de demostraciones , oficinas de los dos Profesores titulares y sus ayudantes , dos equipos docentes , que se alternaban para iniciar la cátedra que duraba año y medio . Cuando ingresó nuestro curso , se inauguró un nuevo pabellón , donde los alumnos efectuaban disecciones en cadáveres humanos . La Escuela terminaba hacia el oriente en un estrecho patio , donde , en un extremo , los servicios higiénicos tenían sus paredes cubiertas por grafitis y frases alusivas a profesores y ayudantes . Luego había un pequeño pabellón donde se efectuaban las autopsias de Anatomía Patológica . Al extremo norte estaba el portón que daba a la calle Zañartu y al acceso interior del moderno pabellón de Anatomía . Al otro lado del muro estaban las salas de mujeres y Maternidad del Hospital San Vicente y la Escuela de Enfermería , que funcionaba como internado . Las Cátedras de cursos pre-clínicos disponían de auditorios con capacidad para 100 o más alumnos , salas para prácticas de laboratorio y demostraciones , y oficinas para el cuerpo docente y secretarías . Al entrar al primer patio , a mano derecha estaba la Biblioteca . Por sus ventanales se podía observar un edificio bajo , estilo moderno e incongruente con el conjunto de la Escuela , pero popular , apreciado y acogedor , en cuyo comedor estaban las mesas para almorzar y tomar un reconfortante café , atendidos con permanente gentileza por la Luchita y Laurita Quiroz . En el primer patio , frente a la Biblioteca , se ubicaba la Cátedra de Física y si no me equivoco , Parasitología . Sobre el segundo piso , Biología , Embriología e Histología . Más al interior , Fisiología , Química , Bioquímica , Farmacología y parte de Anatomía Patológica .
Durante nuestro primer año en la Escuela , pasabámos en esos espacios gran parte de nuestro tiempo , tratando de superar las dificultades docentes . Era intenso y entretenido , excitante , a veces deprimente . Pero la selección de ingreso había sido exigente , la mayoría tenía buenos rendimientos y las deserciones , que las hubo , fueron muy escasas . En ese primer año comenzamos a conocer el lenguaje y conceptos que constituyen la base del conocimiento médico . También , en el cuerpo docente conocimos personas que eran ejemplares , tanto en el aspecto profesional como humano . Se formaron grupos de estudio . Se crearon amistades , algunas de la cuales perdurarían toda la vida . También surgieron parejas , que en algunos casos terminaron en matrimonio , otros en comentadas rupturas . Así pasó el primer año en la Escuela , en que la adolescencia quedó atrás y comenzamos a afrontar desafíos como jóvenes adultos , completamos cursos y prácticas y llegó la época de exámenes . Recuerdo que el día que me correspondía dar el examen de Física , calculé llegar a la Escuela al medio día . Me llamó la atención que al llegar al terminal de tranvías , frente a la estación Mapocho , no corría el tranvía eléctrico N ° 36 , cuyo recorrido pasaba frente a la Escuela y me fui caminando por Independencia . Abundante agua corría junto a la cuneta y el aire olía a humo . Cuando llegué a la Escuela , su frontis y la mayor parte de la estructura sur se habían quemado . Los alumnos y personal de la Escuela habían sacado gran parte de los libros de la Biblioteca . Otros intentaban rescatar de entre los escombros , instrumentos y material docente no dañados por el fuego , el agua y los escombros . El profesor Croizet , ejemplo de voluntad y vigor , escarbaba con furia tratando de recuperar su colección de preparaciones histopatológicas . Lágrimas oscuras corrían por su rostro y manchaban su habitualmente impecable camisa . La Escuela se había quemado . Había estado en funciones por poco más de 50 años . Había sido el espacio donde se habían formado las más brillantes generaciones de médicos chilenos a inicios del siglo XX . Durante el verano , docentes y alumnos trabajamos rehaciendo las colecciones de material docente . Hubo recursos , voluntad política , colaboración de Hospitales e Institutos públicos ligados a la Salud para habilitar el antiguo Instituto Bacteriológico de la calle Borgoño , para instalar en sus dependencias las cátedras pre-clínicas . Vuelvo a mirar la foto . De los rostros juveniles de aquella época surgen los nombres . Muchos , la mayoría , ya no están , igual que la vieja Escuela . Pero queda el recuerdo .
AVISO Irene Padilla , periodista de la U . de Chile y escritora busca relatos sobre los médicos Cora Mayers Glehy ( Directora de la Escuela de Enfermeras de la U . de Chile ) y Alfredo Demaria Andreani ( Subdirector General de Sanidad ), quienes murieron en enero de 1931 . Quien quiera y pueda colaborar en esta investigación , por favor , comunicarse al correo irepadilla @ gmail . com .