64 } VIDAMÉDICA / IN MEMORIAM
In Memoriam
DR. JULIO FELIPE MONTT
MOMBERG (1926-2019)
Por: Dr. Julio Montt Vidal
J
ulio Montt Momberg
fue un hombre in-
mensamente
feliz,
querido y respetado, en
sus múltiples facetas:
hombre de familia, médi-
co, gestor en la salud pri-
vada y pública, dirigente
político, gremial, deporti-
vo, incluso gestor teatral.
Un hombre talentoso, in-
quieto intelectualmente:
un ser humanista, cristiano y siempre preocupado por lo social.
Nació en Osorno hace 93 años, hijo de Felipe Montt Nieva,
hombre de Freirina de ancestros catalanes, masón y radical,
quien lo marcó en la orientación hacia el ejercicio de la políti-
ca; y de Irma Momberg Amthauer, descendiente de inmigrantes
alemanes, luterana, con gran apego a la tierra. De ella heredó
una ética por el trabajo riguroso, disciplinado, comprometido
y bien hecho.
Su infancia y adolescencia nos remonta a un estilo de vida que
ya no existe. De muy niño dejó su casa para ingresar al Colegio
Alemán en Osorno, viviendo donde una tía materna, austera y
severa. Ahí se prohibía hablar a la hora de comer y leer en la
noche. Para hacerlo, tenía que esconderse debajo de las sába-
nas con una linterna. Tras una discusión con su padre sobre
temas políticos contingentes -la Segunda Guerra Mundial-, se
trasladó al Liceo de Hombres de la ciudad. Este giro anticipa-
ba algo distintivo de su carácter. Dialogando, alcanzó un buen
acuerdo con su padre, en orden a que sería bueno para él ver
otra realidad social, ahora en el Liceo público.
Más tarde, siguiendo los pasos de su hermano Pablo, ingresó
a la Escuela Militar en Santiago, donde a pesar de ser un muy
buen cadete, nunca se desvió de su sueño original: estudiar
Medicina en la Universidad de Chile, de donde egresó el año
1951, convirtiéndose en el primer profesional de su familia.
En sus últimos años de estudios universitarios, conoció a quien
sería su mujer, Adriana Vidal Salinas, con quien, una vez casa-
dos, volvió a Osorno, donde ejerció la medicina y se orientó a la
cirugía general. Siempre complementó su trabajo con otras in-
quietudes sociales e intelectuales. Fue dirigente deportivo ama-
teur y gestor de un grupo de teatro, con el apoyo de su mujer.
Más tarde, en 1959, partiría a Heidelberg, Alemania, a cursar
una beca en Cirugía Vascular Periférica. A su retorno a Chile,
en 1960, mismo año del gran terremoto del Sur, ingresó a la
Sociedad Chilena de Cirugía y siguió ejerciendo esta especia-
lidad en el hospital con entusiasmo, pese a las limitaciones de
recursos e infraestructura. Probablemente, para influir en una
mejora de esas condiciones, inició la que sería una destacada
carrera política como regidor, diputado en dos ocasiones (1965
- 1969 y en 1973), y candidato a senador, siempre por su tie-
rra y representando a la Democracia Cristiana, partido al cual
perteneció toda su vida. Nunca abandonó la veta política y, ya
entrado en años, fue Concejal por Las Condes.
Otras de sus pasiones fue el fútbol. Fue un gran hincha de la
Universidad de Chile, llegando incluso a ser su presidente, en
una época en la que, para sortear las vicisitudes de una crisis
institucional, se requirió de una persona íntegra, que diera se-
guridad a facciones e intereses en conflicto.
Siendo diputado, fue coautor de la Ley 16.744 de Accidentes
del Trabajo y Enfermedades Profesionales, publicada en 1968,
que creó un seguro social con cotizaciones de cargo de los em-
pleadores, con el objetivo de educar, prevenir, curar y rehabi-
litar a los trabajadores afectados, cuerpo normativo que daría
origen al sistema de Mutualidades, las cuales aún existen y be-
nefician a millones de trabajadores chilenos.
Era diputado en septiembre de 1973. Cerrado el parlamento,
comenzó a trabajar en la Mutual de Seguridad de la Cámara
Chilena de la Construcción y, posteriormente, en el Instituto
de Seguridad del Trabajo, veta de administración en salud que
completó asumiendo la dirección de la Clínica Alemana, en-
tre 1982 y 1992. En noviembre de 1992, aceptó la invitación
de su amigo Patricio Aylwin para ser su Ministro de Salud.
Nuevamente llamado para aunar voluntades luego del retorno
de la democracia. Muestra de que nunca rehuyó el compromiso
político y el trabajo difícil y demandante.
Cuando dejó el Ministerio, en 1994, consciente de falencias
relevantes de nuestra sociedad, contribuyó a formar y liderar
el Programa de Bioética para Chile y América Latina, al alero
de la OPS. Esta pasión, lo llevó más tarde a encabezar el de-
partamento de Ética del Colmed, función que desarrolló hasta
su retiro, pocos años atrás. En estas funciones participó acti-
vamente en la actualización del Código de Ética del gremio.
Esta trayectoria familiar y profesional refleja a un hombre ín-
tegro, de cualidades humanas sobresalientes. Notable expre-
sión de un servidor público a la antigua, humanista y generoso,
al extremo de entregarlo todo, material y espiritualmente, a su
familia, a su partido, a su Colegio Médico y a su querida U. de
Chile. En resumen, a su país.
Hoy que nuestro país experimenta un agitado proceso de re-
visión y de demanda de cambios, cabe recordar una frase de
sus Memorias: “Así como en la medicina resulta vital para el
profesionalismo desarrollar la ética y la bioética, también esto
es vital para el desarrollo armónico de las sociedades”.