34
VIDAMÉDICA / FalmedEduca
Dra. Bárbara Puga Larraín
Presidenta de Falmed
EDITORIAL:
HACER ‘BIEN NUESTRO TRABAJO’
E
l ejercicio del trabajo médico ha evolucionado
de manera significativa con el pasar de los años.
Antes de la llegada a este nuevo siglo, ya se venía
configurando un escenario nuevo cuya principal caracterís-
tica es ser una transformación que no se detiene. Y si bien
conserva como cuerpo esencial la relación entre dos perso-
nas, el contexto social en que se desenvuelve es diferente,
como consecuencia de los cambios económicos, tecnológi-
cos, sociales y culturales de la sociedad en su conjunto y en
particular del trabajo médico.
Las nuevas tecnologías, las exigencias de rendimiento en
el uso de los recursos, las demandas sociales y los cambios
simbólicos referidos a la salud y el rol de los profesionales,
impone que quienes tenemos la opción de atender las necesi-
dades de salud de la población seamos capaces de adecuarnos
a esta nueva realidad y que mantengamos nuestro esfuerzo
por responder con excelencia al desafío de atender la salud
de la población. Esto, en primer lugar, implica que el largo
aprendizaje y desarrollo de la relación médico paciente, culti-
vado en la tradición de nuestra profesión, mantenga sus bases
de respeto y empatía, capaz de acoger las necesidades más
íntimas de nuestros y nuestras pacientes y dar una respuesta
pertinente. Eso implica recoger el nuevo contexto, donde estos
mismos aspectos no sólo son una responsabilidad, sino que
además son parte de una exigencia explícita e inevitable.
Así también, es importante considerar el estado actual del arte
médico, los aspectos éticos y de seguridad del paciente, cau-
telar debidamente los impactos comunicacionales y políticos.
En resumen, una actitud de profundo respeto y dignidad, cui-
dadosa atención a los aspectos deontológicos y de calidad en
la atención, conciencia de la necesidad de una relación de tra-
bajo en equipo y mayor horizontalidad entre médicos, médicas
y pacientes, son todos componentes de lo que hemos llamado
una correcta Lex Artis. No hacerlo implica dejar de cumplir
con nuestro juramento vocacional, descuidando la dignidad
de los y las pacientes, lo cual además tendrá implicancias mé-
dico legales, de alto costo para cada colega y también, para el
conjunto de nuestro cuerpo colegiado.
La Fundación, junto a su rol de acompañamiento de afiliados y
afiliadas, ha sido enfática en destacar que nuestra mejor defen-
sa y también nuestra mayor fuente de orgullo, es hacer “bien
nuestro trabajo”. Esta tarea no es sólo una forma de referirnos
a nuestro desempeño, sino que está explícito en normativas que
son de gran ayuda para comprender de qué se trata esto: los
estándares de la Acreditación en Calidad y la Ley de Deberes
y Derechos, más nuestro propio Código de Ética, que sin duda
dan cuerpo a este desafío de hacer “bien nuestro trabajo”.
El programa del curso Por una Medicina de Excelencia
(PUME), con 31 versiones desde el 2013 a la fecha, se basa en
los cuatro pilares que hemos mencionado y que corresponden
a los reportajes incluidos en esta revista: ética, comunicación,
derecho médico y lex artis; y seguridad del paciente. Su fun-
ción principal y última es promover la buena práctica médica
y secundariamente, lograr impactar sobre el fenómeno de la
judicialización de la medicina, que representa una expresión
de lo que buscamos evitar.