VIDAMÉDICA / REPORTAJE
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Aval del Estado por 20 años; que se desplaza dos horas a sus
trabajos y reciben el sueldo mínimo. Adultos mayores que vi-
ven con una pensión de 100 mil pesos o menos. Personas que
no tienen dinero para costear medicamentos o un tratamiento
clínico en caso de enfermedades graves. Y si no los conocen, de
lleno son ellos mismos y mismas.
Lo cierto es que los chilenos se movilizaron y la causa no fue
únicamente el alza del boleto del metro. La ciudadanía comen-
zó a expresar su molestia por las carencias del sistema, que
abarcan la educación, trabajo, vivienda, pensiones y acceso a
una salud digna, entre otras cosas.
“Por ti mamita, que moriste en lista de espera”, señala el cartel
de un manifestante; otro dice “No lucho contra el cáncer, lucho
por obtener la quimio”. Sea en un trozo de cartón, cartulina o
en un elaborado lienzo; en ciudades de regiones de Chile o en
Plaza Italia de Santiago, esta escena ocurre en un lugar común:
la calle. Es un Chile que protesta y dejó de estar silencio. Esos
carteles, como tantos otros, se han podido apreciar durante las
movilizaciones que se han registrado en todo el país.
Además de reflejar el malestar hacia la clase política y elite
empresarial, la gente en sus carteles o cantos —con mucha
creatividad— ha contado sus experiencias personales de abu-
so por parte del sistema. Quienes asisten a las marchas -sino
una gran mayoría- conocen a alguien que a fin de mes recurre
a pagar la mercadería con tarjeta de crédito o que llamaron
a un familiar suyo para agendar una sesión de quimioterapia
cuando éste ya había muerto. Gente que debe el Crédito con
“CHILE DESPERTÓ”
La profunda crisis que desde hace tiempo acarrea la salud pú-
blica, como la falta de insumos y listas de espera, no es algo
que haya salido a la luz recientemente por las manifestaciones
de octubre. Desde agosto de este año, el Colegio Médico co-
menzó a denunciar con fuerza dichas carencias, tras el preocu-
pante anuncio de la Asociación de Proveedores de la Industria
de la Salud (Apis), en que indicaban que parte importante de
sus afiliados dejarían de aceptar solicitudes de compra de los
hospitales ante la abultada deuda que mantenían los recintos,
y ante las denuncias recibidas por parte de profesionales de
distintos recintos respecto a limitaciones presupuestarias y de
insumos en distintos centros asistenciales públicos del país, los
que estaban impactando directamente en su trabajo diario y en
la calidad de atención entregada a los pacientes.
A esto se sumó la grave situación del Hospital Carlos Van
Buren, en Valparaíso, que presentaba una deuda de 1.700 millo-
nes de pesos en pago a proveedores bloqueados, que eran más
de treinta empresas, y más de 9 mil millones en pago a provee-
dores en el periodo 2018 y 2019. En Santiago, otro ícono de la
crisis fue el Hospital de Urgencia Asistencia Pública (HUAP) o
Ex Posta Central. En septiembre, días antes de la celebración
de Fiestas Patrias, profesionales y funcionarios del recinto se
manifestaron en el frontis con lienzos y pancartas “en defensa
de la salud pública”. El secretario nacional del Colegio Médico,
Dr. José Miguel Bernucci, quien asistió a la convocatoria, apun-
tó a una “política deficiente de financiamiento de los hospita-
les” por parte de las autoridades de Salud, como el ministerio
y la subsecretaría de Redes”. La respuesta del Ministerio de
Salud en ambos casos: errores de gestión.
Esa lectura errónea y nula respuesta por parte de las autori-
dades de salud del Gobierno, llevaron a que el Colegio Médico
convocara a otros colegios profesionales y gremios del área de
la salud para sumar fuerzas y exigir en conjunto un aumento
en este ítem en la Ley de Presupuesto 2020. “Más presupues-
to, mejor salud” fue la consigna que el 9 de octubre —día en
que se convocó la primera marcha a nivel nacional— unió a
los Colegios de Enfermeras, de Químicos Farmacéuticos y
Bioquímicos, de Cirujano Dentistas, de Tecnólogos Médicos,
de Matronas y Matrones, de Nutricionistas, de Trabajadores
Sociales, de Sicólogos, de Terapeutas Ocupacionales, de
Médicos Veterinarios, de Fonoaudiólogos y de Kinesiólogos en
un mismo sentir. En el caso de Santiago, la manifestación se