Vida Médica Volumen 71 N°2 - 2019 | Page 40

EDITORIAL LA BUENA MEDICINA Dra. Barbara Puga Larrain Presidenta de Falmed A demás de garantizar la defensa médico legal de nuestros afiliados, Falmed cumple una función educativa que pretende prevenir e incidir en la judicialización de la medicina. Entregar elementos que for- man parte de la atención en salud, que aporten a la mirada del médico, que le ayuden a entender la complejidad del ámbito profesional en el que se desarrolla, los elementos que deben estar presentes en este sensible acto, permitien- do que la relación llegue a buen término aun si el resultado no es el esperado. No tenemos una responsabilidad de resultados, e incluso en los momentos de una dolencia, como pacientes, como familias, sabemos de la posibilidad de que el acto médico y la atención sanitaria no puedan resolverla. Ninguno de los elementos que deben participar de la aten- ción en salud son visibilizados cuando se llevan a cabo con éxito. En cambio, si el resultado es insatisfactorio, tenderán a buscarse en ellos las causas, responsabilizando al médico y a las instituciones por estas falencias. Hay aspectos técnicos que dan cuenta de la seguridad en la atención sanitaria, entendiendo el acto médico como una intervención multidisciplinaria e institucional. Se ha avanzado enormemente en su identificación. En la es- tandarización de la infraestructura, del equipamiento y del recurso humano. En la definición de los procesos que deben cumplirse para reducir la posibilidad de error. También se ha mejorado en la implementación de procedimientos obli- gatorios de vigilancia como una autorización sanitaria, una acreditación, que obligan a contar con estos estándares y al cumplimiento de estos procesos. Todo ello, sin duda, apor- tará en una atención sanitaria segura, pero no resolverá el problema. Sólo la integración de todos los elementos inhe- rentes al acto médico, apoyados en la experiencia, la disci- plina, el cariño, el respeto en la atención del paciente, evitan la deshumanización del acto médico con la consecuente frustración de quien es atendido y su grupo familiar, causa habitual del quiebre de nuestra relación con los pacientes. Cada acto médico realizado en este espacio de dedicación puede ser la fuente de un enriquecimiento permanente de cada uno de nosotros como personas.