Vida Médica Volumen 71 N°2 - 2019 | Page 25

VIDAMÉDICA /VOCACIÓN PÚBLICA { 25 Dra. María Cristina Martínez, hematóloga “EL TEMA MONETARIO NOS HACE OLVIDAR QUE NOS COMPROMETIMOS A CUIDAR LA VIDA DE LAS PERSONAS” En 2020, el Centro de Sangre de Concepción, perteneciente al Ministerio de Salud, cumple dos décadas de existencia. Detrás de su formación y consolidación se encuentra la doctora María Cristina Martínez, quién como directora de la entidad, ha sido un pilar fundamental para liderar una gestión que ofrece números inéditos en el área: un 80% de sus donantes son altruistas, es decir, aportan voluntariamente. Con 43 años de trayectoria en el sistema público, entrega su visión de su funcionamiento, el rol social de los médicos y hace un repaso de los cambios que ha sufrido su área y de lo que viene por delante. Por Patricio Cofré A. M aría Cristina Martínez se encontraba estudiando su especialidad en Inmunología a fines de la déca- da de los 70, en París, cuando conoció en detalle la disciplina con la que se comprometería durante gran parte de su vida. Hasta entonces, reconoce, no había tenido particular interés, ni cercanía con esa área de la medicina durante sus estudios de pre grado en la Universidad de Chile. “Yo jamás pensé que iba a ser hematóloga, me gustaba la nefrología, pero me cambié a inmunología luego de darme cuenta del trabajo comunitario que había ahí y me empezó el amor y el bichito por la hematología”, comenta. Desde que regresó al país, ha dedicado su trayectoria completa al sistema público y, en es- pecífico, a esa rama. Y no lo ha hecho de cualquier manera. Ha sido pionera en el trabajo en la materia, ejerciendo en una unidad especializada en el Hospital Regional de esa ciudad, el mismo que luego de- rivó en la entidad que la tiene, desde su creación, como direc- tora: el Centro de Sangre de Concepción, que en 2020 cumple dos décadas. La institución, dependiente del Ministerio de Salud, se ha transformado en un ejemplo de gestión, en especial, por una cifra sorprendente en materia de donantes. Diariamente, en todos los recintos de su red, se reciben cerca de 260 perso- nas, llegando a un 80% de donación altruista, es decir que lo hacen de forma voluntaria, sin que tengan familiares que solicitaran su ayuda o pagados. Con esto, se nutre a los hospitales y centros asistenciales entre la región del Maule y la de la Araucanía, para tener un stock de sangre y sus derivados para operaciones, transfusiones y todos los procedimientos requeridos por el sistema sanitario. Algo diametralmente diferente a cuando comenzó su labor. “La donación en Chile era familiar y reactiva, es decir, se realizaba frente al accidente o enfermedad grave de las personas y lo ha- cían tarde, cuando el paciente ya necesitaba los componentes. Por esa razón, siempre había escasez y retraso en las transfu- siones, porque había pocas unidades de sangre, siempre era un drama”, explica. ¿Cuál era la realidad en los recintos médicos en esa época? Era terrible. Un banco de sangre de un hospital de mil cien camas, a veces tenía solamente 40 unidades de glóbulos rojos. Eso se podía consumir en un día. Los pacientes se transfun- dían tarde, las operaciones se postergaban con mucha frecuen- cia y a todas las personas se le pedía un mínimo de 2 donantes. Si no llevaban, se le mandaba a la casa, no importando qué tipo de cirugía fuera. Una situación muy precaria… De pobreza, sin equipamiento, con desconocimiento de bio se- guridad, con poca disciplina en el trabajo y sin un concepto