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totalmente el modelo. También comenzamos con las colectas
móviles para ir a donde estaban los posibles voluntarios, a
las universidades, empresas y establecer esta cultura, que
debe ser constante, de que el mundo de los sanos ayuda a
los enfermos.
¿Cómo se trabaja el proceso?
Este tipo de medicina se ocupa de las transfusiones de las
distintas patologías de la salud, de cómo captar a donantes,
de mantenerlos en los sistemas, de cómo hacerlo de forma se-
gura y producir los distintos componentes para que lleguen a
los pacientes. Es un trabajo de laboratorio y exámenes, pero
también que incluye la ingeniería industrial porque toma
unidades de sangre y las transforma en distintos componen-
tes con sistemas estandarizados de producción y de almace-
naje. También maneja inventarios y fórmulas de distribución
y gestiona los tiempos para llegar a los hospitales. Otra parte
fundamental es la atención a los donantes, convencerlos y
captarlos y mantenerlos. Es un trabajo de muchos equipos
diferentes. Es una gama tremenda y se interactúa con dis-
tintos mundos.
¿Cuáles son las principales cifras del Centro a 20 años de su
puesta en marcha?
Diariamente recibimos a 260 donantes y estamos repartien-
do a más de 40 centros asistenciales. Mantenemos una base
de 32 mil personas a los que vamos invitando y agendan-
do. Es muy desafiante porque las personas donan de for-
ma muy silenciosa y lo hacen para enfermos que jamás les
podrán agradecer de haberles salvado la vida y que nunca
van a poder conocer. Pese a eso lo hacen y siguen. Es un
compromiso tremendo. Hemos llegado al 80% de los donan-
tes altruistas. La Casa del Donante en Concepción recibe
diariamente entre 60 y 70 personas, en Talca, cerca de 30
personas y en Chillán otras 25. Nuestro centro es el más
avanzado en el país, tiene buen stock no tenemos problema
de abastecimiento.
¿Qué viene para la institución?
Durante 30 ó 40 años la donación será necesaria. Quizás
más adelante no, por el desarrollo de la ingeniería genética.
Deberíamos avanzar hacia ser, además, un banco de tejido
porque están las instalaciones, los conocimientos de criobio-
logía, la trazabilidad, experiencia y conocimiento. Los ban-
cos de tejidos llegaron para quedarse y serán cada vez más
necesarios. Hay mucho que hacer también en crear concien-
cia porque es un gran desafío transformar a nuestros ciuda-
danos en el máximo de altruistas.
Y a nivel país, ¿qué necesidades existen aún?
Falta que el modelo se instale bien y que los 4 ó 5 centros que
existen se estabilicen y avancen más en sistema de organi-
zación para seguir los cambios que vienen en el país. El de
Valparaíso se ocupa del norte y eso es muy difícil porque está
sujeto a la distancia. El sistema no puede fallar, hay que tener
puntos de producción en el norte. Y lo que falta mucho en el
país es más compromiso con la donación altruista.
CUATRO DÉCADAS
Casada, con tres hijos, la doctora Martínez lleva más de 40 años
ligada a lo público. Al referirse al sector del que es parte desde
toda su vida, pide un segundo y lanza una frase antes de cualquier
evaluación o experiencia. “Es un privilegio trabajar en el sistema
público. Hay gente que piensa lo contrario, pero uno trabaja para
la mayoría de las personas y se permite la innovación y avances,
puede que el camino no sea fácil, pero es una linda apuesta y yo
estoy muy agradecida. No cambiaría nada. Nos da una tremenda
posibilidad de hacer cosas con excelencia para muchas personas.
Es maravilloso”, dice.
Sin embargo, a la hora de dar una mirada global, la profesional es
crítica del rol de los funcionarios del área de la salud, de la ges-
tión y de sus propios colegas. “En general, el sistema público tra-
baja bien, pero hay que reforzar los valores como la excelencia, el
compromiso, el respeto y la eficiencia, porque no son transables.
Pero también, mantener siempre el respeto por el paciente, porque
si se pierde, la gente no lo perdona. Este país tiene los recursos para
hacer las cosas bien. La salud pública es el compromiso con los más
desvalidos, con los más necesitados y frente a eso no debería existir
cansancio, rabia, ni molestia. Solo el deseo de hacerlo bien, agrade-
cido de poder trabajar en esto”, señala tajante.
¿Dónde está la falla, entonces?
Los recursos siempre van a ser escasos. Las cosas no llegan del cie-
lo, hay que buscarlas, pelearlas, preguntarse qué es lo que se requie-
re, cómo puedo aportar, cómo hago para cambiar lo que hay y cómo
hago para que las autoridades vean lo que está ocurriendo. Faltan
buenos líderes y buenos gestores que sepan manejar bien los recur-
sos con miradas de largo plazo. Lo que estamos viendo hoy día es
la negligencia de mucho tiempo. Podemos ser capaces de cambiar
eso, pero debemos cambiar la mirada y el liderazgo, los problemas
se solucionan de adentro, granito a granito de arena y en esto se re-
quiere mucha. El sistema público debe ser mejor que cualquier otro
y estoy convencida que se puede.
¿Qué nota le pone al sistema?
Lamentablemente, yo le pondría menos de un 5. En la parte técni-
ca hay muy buenos profesionales, pero para ser excelentes, lo que
mas está fallando, es la parte humana. Hay problemas de gestión,
de compromisos de sus funcionarios, de falta de proyectos a largo
plazo y de iniciativas claras, honestas y responsables. Desde la mi-
rada del usuario, si voy a un lugar donde me tratan mal o me hacen
esperar, no le pondría ni un 3, pero no puedo ir a otro lugar, porque
no tengo el dinero. Fríamente, no es malo el sistema, pero hay mu-
cho que corregir. Si aceptamos y decidimos trabajar para la gente
que más lo requiere, tenemos que tener un verdadero compromiso.
Nadie nos obliga. Uno no le hace un favor al sistema público. En eso
también se ha perdido el norte.
¿Y la situación de los médicos?
Hay excelentes especialistas, hay gente que trabaja muy bien y muy
comprometida. Pero también he visto grupos que han perdido el
sentido del juramento hipocrático, el compromiso con las personas.
El tema monetario nos hace olvidar muchas veces que nosotros nos
comprometimos a cuidar la vida de las personas, y eso no puede ser.
Si no cumplimos eso, ya no somos médicos.