Vida Médica Volumen 71 N°1 - 2019 | Page 8

8 } VIDAMÉDICA / COLUMNAS DE OPINIÓN Columnas de OPINIÓN ¿CÓMO DISMINUIR EL ALTO COSTO DE BOLSILLO EN MEDICAMENTOS? Dra. Constanza Micolich Vergara y Dr. Fernando Manríquez Vargas Mesa Directiva Médicos Sin Marca En el último tiempo, el tema del costo de los medicamentos ha sido de gran con- tingencia en nuestro país por la progresiva creación de farmacias populares, que surgen por los altos precios en las tres principales cadenas, y por la discusión del proyecto de Ley Fármacos II, que propone mejorar el acceso a estos productos a través de regulaciones en distintos niveles. Estos fenómenos dan cuenta de un diagnóstico compartido: en Chile la salud de los ciudadanos depende del ancho de sus billeteras. Precisamente, el 32% del gasto de bolsillo (GDB) se destina a salud, lo que nos sitúa fuera del promedio de los países OCDE y que desfavorece a los más pobres, adultos mayores y mujeres. Y si desglo- samos este ítem, los medicamentos se llevan el primer lugar, con 38%. Estudios del Centro Nacional de Farmacoeconomía (CENAFAR) del año 2013, so- bre el mercado chileno de los medicamentos, concluyeron que éste tiene grandes falencias: gran asimetría de información, oligopolio del mercado, escasa prescrip- ción de genéricos y un mercado privado no regulado, dejando todo el poder a los profesionales que prescriben. Una de las estrategias para disminuir los costos en salud y mejorar el acceso a me- dicamentos es favorecer la receta de genéricos bioequivalentes. A pesar de que en Chile ha ido en aumento, el incremento no se ha producido al ritmo deseable y mu- chos profesionales siguen mostrando cierta desconfianza respecto a su utilidad te- rapéutica. Dentro del mercado, los innovadores gozan de mayor prestigio entre los médicos, pero tienen un precio mucho más elevado, lo que la industria farmacéutica (IF) ha justificado debido al costo de los estudios clínicos. Lo que se ha obviado es que la IF gasta hasta el doble en marketing de lo que invierte en investigación y desarrollo, el que va principalmente dirigido a los médicos, y que se traduce, indu- dablemente, en el alto precio de los medicamentos. Para disminuir el costo de los tratamientos es imprescindible que la prescripción no sea sesgada por la acción de la industria farmacéutica. Este es uno de los objetivos de la Ley de Fármacos II, a través de la regulación de la receta, obligando al uso de la denominación común internacional (DCI) y prohibiendo la visita médica en establecimientos sanitarios. Los medicamentos son bienes de confianza, pues debido a la dificultad de que una persona no experta evalúe adecuadamente su valor, se hace necesario que un tercero experto guíe respecto de su adecuado acceso y uso. Es por ello que el acto de prescripción está cargado de responsabilidades, no sólo frente al paciente sino frente a toda la sociedad. Cabe recordar que el principio de uso racional de medicamentos indica que una prescripción adecuada resulta también del menor costo posible, por lo tanto, no es una opción cuidar del bolsillo de los consultan- tes, sino un deber. VIH: ¿QUÉ HEMOS HECHO MAL? Dra. Yasna Alarcón, Infectóloga Hosp. Sótero del Río; Directora “SidaChile” y Coordinadora “Chile Tiene Sida” Chile es uno de los 10 países del mun- do – y único de América- donde el VIH ha aumentado más de 50% en los últi- mos 10 años, según datos de la última Conferencia Internacional de SIDA 2018, y la mitad de los nuevos casos son jóvenes entre 15 y 29 años. ¿Qué hemos hecho mal? Al parecer, los avances en VIH/SIDA han sido más rápidos de las medidas que hemos sido capaces de im- plementar y nuestra cultura de aceptar. El 2013, ONUSIDA planteó la estrate- gia 90-90-90 para 2020, que apunta a que el 90% de las personas que tienen VIH lo sepan, 90% esté en tratamiento y 90% de ellos con virus indetectable en la sangre, de modo que el riesgo de transmisión sea mínimo (Indetectable = Intransmisible). El objetivo es reducir para 2020 a solo 500.000 nuevos casos en el mundo. En Chile, se diagnosticaron sobre 7.000 el 2018 y entre el 30 y 40% de quienes tie- nen VIH, desconocen su condición, por lo que nuestro solo aporte aleja la meta mundial. El que cada habitante conozca su estado serológico representa una responsabi- lidad con su salud personal y pública. He ahí la más difícil de todas las metas 2020: 0% discriminación. El temor a rea- lizarse examen será tan grande como el estigma que genere la enfermedad. Si queremos lograr diagnosticar, tratar y prevenir nuevos casos, hay una meta que va más allá: desestigmatizar, lo que