Vida Médica Volumen 71 N°1 - 2019 | Page 74

74 } VIDAMÉDICA / MÉDICOS MAYORES Perfil CLAUDIO BRAVO, EL PINTOR Dr. Rafael Ferrer B. Foto: Facebook Claudio Bravo Camus L a tecnología nos permite conocer la vida de los gran- des músicos y pintores que existen o han existido en el mundo. Hoy escribiré una autobiografía descrita por el propio autor: Claudio Bravo, el mayor pintor superrealista chileno que ha existido, quien falleció en Marruecos el 4 de junio de 2011. Nació el 8 de noviembre de 1936, en Valparaíso, porque aun- que vivía en Viña del Mar, en esa época solo existía una clí- nica maternal en esa ciudad, en Valle del Paraíso, como él la describe. Su padre era agricultor y vivían en Melipilla. A su madre solo la recuerda como que su única preocupación era su familia; según él, era una santa. Tuvo 7 hermanos. Estudió en el Colegio San Ignacio como interno, desde los 9 años hasta las humanidades. Fue un mal alumno, pero cuando le ponían mala nota, hacía un dibujo del profesor y se lo re- galaba. Con ello, ese maestro le mejoraba la nota. Nunca tuvo vacaciones, porque su padre en esas fechas lo obligaba a ha- cer boletos. Por ello, siempre fue un “trabajólico”. Sus padres murieron jóvenes, él a los 49 años y ella a los 52. Su profesor, el sacerdote Dussel, le dijo al padre de Claudio que le pagara un curso de pintura a su hijo. “Ni hablar -le con- testó el padre-, para que sea un melenudo, un vago, y alimen- tado por sus hermanos, no, imposible”. El sacerdote le pagó durante unos meses un curso de pintura con Miguel Venegas y luego fue hablar con el padre. Le mostró varios cuadros. - Estos cuadros lo pintó un alumno de mi curso, que le pare- cen-, dijo Dussel. - Extraordinarios. A ese alumno si le pagaría un curso-, res- pondió el padre. - Ese alumno es su hijo-, le contestó el sacerdote. El padre le pagó el curso y devolvió el dinero a Dussel. Fue un divo. Tenía muy buena voz y participaba en el coro. Era solista. Comenta que en el colegio siempre era elegido como director: había una academia literaria, la dirigía; una acade- mia de teatro, lo mismo. Fue bailarín profesional del ballet de Santiago, (esto último lo supe por internet). A los 17 años presentó su primera exposición de pintura en Santiago. Desde niño montaba caballos, por ello el gran amor que tenía por estos animales. Según él, el caballo es uno de los más hermosos animales (yo siempre he dicho lo mismo). En el fundo que compró en Chile, cerca del Lago Villarrica, tenía una caballeriza. Para él, el caballo chileno, el corralero -que fue traído por los españoles a Chile-, es uno de los más hermosos del mundo. Cuenta que en el famoso cuadro de Pedro Subercaseaux, “La batalla de Maipú” el pintó los caballos, 15 en total. Su amistad con el filósofo Luis Oyarzún, profesor nato y de gran calidad humana, lo marcó. Siempre buscó personas ma- yores que le enseñaran. Fue amigo de Benjamín Subercaseaux, autor de “Chile o una loca geografía”, quien lo llenó de libros. ¿Qué dice de la pintura? Que el modelo para pintar naturale- za muerta, frutas, flores, maceteros, etc., significa ocupar gran tiempo en modificar distintas posiciones de ellos, hasta encon- trar los lugares exactos. Según él, es un proceso mental que ocupa gran tiempo. En cambio, el paisaje lo puede cambiar buscando la composición más bella. Comenta que según Van Gogh el futuro de la pintura estaba en el color. Él lo usó siem- pre. Para él el color más hermoso es el color rojo colonial. La pintura para él es la “pintura del alma”. En el realismo hay que dar el realismo personal. Empezó a pintar retratos y tuvo el gran problema, todo el mundo empezó a pedirle uno. Pintó también pintura abstracta representada por “paquetes”.