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Entrevista a Nancy Álvarez, investigadora principal del “Estudio Nacional de Incidencia de Eventos Adversos
en Hospitales Públicos, 2009”
“SE NECESITA UNA CULTURA DE SEGURIDAD
CONSTRUIDA CON LA COMUNIDAD”
Por Mariela Fu R.
L
a principal investigación sobre even-
tos adversos (EA) en Chile, con una
muestra representativa de 32 hos-
pitales, reportó una incidencia en el sistema
público de 6.7%, cifra menor a otros países
latinoamericanos y a España. Sin embargo,
dio cuenta que más del 80% eran potencial-
mente evitables. Financiado por la World
Health Organization (WHO), World Alliance
for Patient Safety-Small Research Grants de la
OMS, con el apoyo administrativo del Ministerio de
Salud de Chile y la colaboración del Departamento de
Salud Pública de la Universidad Miguel Hernández, España,
fue dirigido por Nancy Álvarez Ortiz, doctorada (PhD) en
Salud Pública, con una larga trayectoria como profesional a
cargo de sistemas de gestión de calidad, quien explicó espe-
cialmente para esta edición especial los principales resultados
del estudio, contrastando datos con otras investigaciones in-
ternacionales y destacando la necesidad de reconocer los de-
rechos en salud para avanzar hacia una cultura de seguridad
que minimice los eventos adversos.
¿Con qué objetivo se realizó la investigación en 2009 y cuáles
fueron los hallazgos que considera más relevantes para lo que
sabe en Chile sobre EA?
El objetivo del estudio fue determinar la incidencia, la evita-
bilidad y el impacto de los eventos adversos en los hospitales
públicos de Chile.
Considerando el alcance nacional, el muestreo fue estratificado
por complejidad hospitalaria y por ubicación geográfica (norte,
centro y sur), hasta completar el tamaño muestral requerido. El
tamaño final de la muestra fue de 5.706 pacientes de 32 hospi-
tales públicos.
Los hallazgos más relevantes fueron la incidencia de EA rela-
cionado con la asistencia sanitaria de 6,7% (380/5.706, IC95%
6,0 - 7,3). En pacientes con EA relacionado directamente con la
asistencia hospitalaria (excepto los provenientes de la atención
primaria y de consultas especializadas en pacientes no hospi-
talizado) fue de 6,1% (350/5.706, IC95% 5,5 - 6,8). Cabe destacar
que estos eventos adversos estaban registrados en las historias
clínicas.
Se observaron diferencias significativas de los eventos adver-
sos al analizar la muestra en mayores y menores de 65 años.
De los 380 pacientes con EA, algunos de
ellos presentaron más de un evento ad-
verso, estando más de un 50% de ellos
relacionados con los procedimientos o
con infecciones relacionadas con la asis-
tencia sanitaria. Otros eventos se aso-
ciaban al diagnóstico, los cuidados, y la
medicación.
Los EA que provocaron un aumento de la
estancia hospitalaria alcanzaron un 38,6%,
precisaron pruebas diagnósticas adicionales un
45,9% y un 60,4% tratamientos adicionales.
De los 5.706 pacientes estudiados, en 24 (0,4%) se produjo fa-
llecimiento, de los cuales 15 (62,5%) eran pacientes con EA y 9
(37,5%) en pacientes sin EA (p-<0,001).
Según la investigación, ¿cómo está situado Chile si se le com-
para con otros países? Coincidencias y diferencias en los
hallazgos.
El estudio chileno presentó una incidencia menor al Estudio
Iberoamericano de Eventos Adversos IBEAS (Aranaz-Andrés
et al, 2011), que incluyó a Argentina, Costa Rica, México,
Colombia, Perú, en el cual se observó una prevalencia de pa-
cientes con EA de 10,5% y una incidencia de 19,8%, en una
muestra del 10% de los pacientes estudiados en el corte de
prevalencia.
Por otra parte, observamos similitud con la incidencia encon-
trada en el estudio realizado en 3 hospitales del Estado de Río
de Janeiro en Brasil de 7,6%; siendo los EA quirúrgicos los más
frecuentes (35,2%). La proporción global de EA evitables fue
del 66,7% (Mendes, 2009) y ligeramente mayor a la publicada
en el estudio realizado en Colombia, en una cohorte prospecti-
va de pacientes hospitalizados en 3 instituciones hospitalarias,
detectaron una incidencia acumulada de 4,6% (IC95% 4,1-5,1)
durante la hospitalización (Hernando Gaitán-Duarte, 2006). El
61% de los EA era evitable. El 1,3% de los EA provocaba inca-
pacidad permanente y una mortalidad del 6,4%.
Comparando nuestros resultados con otros estudios realizados
fuera de América Latina, la incidencia encontrada es semejante
a la publicada en Francia 6,6 (Michel, 2005), en Holanda 5,7%
(Zegers, 2009), en Canadá 7,5% (Baker, 2004) y menor a las pu-
blicadas, en España 9,3% (Aranaz, 2008), en Australia 16,6%
(Wilson, 1995), en Nueva Zelanda 11,2% (Davis, 2002), en Reino
Un evento adverso puede ser no prevenible, por la evolución de la enfermedad o producto de la condición propia del paciente.