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¿DE QUÉ HABLAMOS CUANDO
HABLAMOS DE ERROR MÉDICO?
Eventos adversos, centinela, negligencias o incidentes en la seguridad. Fuera del mundo médico, estos conceptos suelen
usarse como sinónimos, cuando lo cierto es que saber distinguirlos hace una gran diferencia entre promover o no una
correcta seguridad en la hospitalización de los pacientes y gestionar el riesgo en salud.
Por Marcela Barros M. y Mariela Fu R.
P
robablemente Hipócrates jamás vislumbró exámenes de
imagenología de alta gama, cirugías de extrema gravedad
con resultados exitosos, diagnósticos graves con positivas
consecuencias, tratamientos y procesos de rehabilitación sorpren-
dentes. El avance de la ciencia y la capacidad del ser humano de
ponerla en marcha a quienes ejercen la medicina no tienen lími-
te. Sin embargo, los miles de logros médicos no están exentos de
eventos adversos, de riesgos inherentes a una intervención o pro-
cedimiento que a veces cambian el curso de lo esperado y llevan
a quien ejerce la medicina a enfrentarse a un paciente o familiares
disconformes, a investigaciones administrativas, juicios e incluso al
escarnio público.
La medicina es una profesión de riesgo. Quien la ejerce cada día
se enfrenta a un nuevo desafío. Ni el más célebre profesional, ni el
más prestigioso centro médico están exentos de un posible error,
negligencia o evento adverso. Aunque se adopten las providen-
cias que amerite el caso, han ocurrido, ocurren a diario y seguirán
ocurriendo.
Ante la ley “la negligencia constituye un hecho (acto u omisión)
contrario a la buena práctica médica y que puede consistir en una
negligencia propiamente tal, una imprudencia o una impericia. El
error, es defecto susceptible de ocurrir en la aplicación de métodos,
técnicas o procedimientos en las distintas fases de la actuación del
médico, y por ende no constituye necesariamente una negligencia”,
explica el abogado jefe de Falmed, Juan Carlos Bello, agregando
que “como todo acto médico está centrado en el paciente y su
bienestar, el primer dilema que enfrenta un médico ante un error es
y debe ser cómo corregirlo oportunamente y tratar de que ese error
no conlleve consecuencias perniciosas para su paciente”, enfatiza. médico puede asegurar la precisión de su diagnóstico ni garantizar
la curación del paciente. (Ver Tabla 2).
Era 1999 cuando el Instituto de Medicina (IOM por sus siglas en
inglés) de la Academia Nacional de Ciencias, Ingeniería y Medicina
de Estados Unidos, puso el foco en la importancia del error médico,
dándole una definición y colocando en la discusión la necesidad de
prevenirlos, detectarlos, revelarlos al paciente y reportarlos. El in-
forme “To Err is Human: Building a Safer Health System”, definió el
error médico como “la falla de una acción planeada en completarse
como se pretendía, o la aplicación de un plan equivocado para al-
canzar un objetivo”.
Diez años más tarde, la Organización Mundial de la Salud publi-
có un marco conceptual de la clasificación internacional para la
seguridad del paciente, buscando una nomenclatura común que
permitiera comparar la información de distintos ámbitos, países y
regiones. Este documento conocido como “Marco Conceptual de la
Clasificación Internacional para la Seguridad del Paciente” define
cualquier incidente relacionado con la seguridad de éste como “un
evento o circunstancia que podría haber ocasionado u ocasionó un
daño innecesario a un paciente”. De este modo, se considera que
mientras el error es, por definición, siempre involuntario, se defi-
ne como el hecho de no llevar a cabo una acción prevista según se
pretendía o de aplicar un plan incorrecto. Y mientras los incidentes
pueden o no provocar un daño a los pacientes, los que generan daño
se les conoce como eventos adversos (EA).
El error en la atención sanitaria es probablemente el mayor cau-
sante de EA o consecuencias indeseadas del proceso de atención
médica, muy por encima de la mala práctica (MP) o las condiciones
del paciente, por lo que debiera ponérsele la mayor atención.
CONSECUENCIAS DE LOS ERRORES MÉDICOS
Los equipos de salud son tan amplios como diversos, abarcan des-
de el ámbito médico propiamente tal, como de enfermería, personal
administrativo, apoyo técnico, arsenaleros/as. El referirse a los erro-
res médicos, abarca un evento que pudo ocurrir en cualquier área
del equipo o en el proceso asistencial.
El Código de Ética del Colegio Médico de Chile es claro en recal-
car que no son sinónimos de negligencia el diagnóstico erróneo y
el fracaso del tratamiento o de cualquiera acción médica. Ningún ¿QUÉ DICEN LAS ESTADÍSTICAS SOBRE EA?
Los reportes internacionales han mostrado no sólo que los even-
tos adversos ocurren en cantidades importantes, sino además que
muchos de ellos son prevenibles. Por ejemplo, el reporte del IOM,
señaló que en Estados Unidos ocurren más de 1 millón de EA pre-
venibles cada año, de los cuales aproximadamente 100.000 causa-
rían daños graves en los pacientes, y entre 48.000 y 98.000 muertes
podrían haber sido a causa de errores. Según estas cifras, hay más
muertes por eventos adversos que por accidentes vehiculares,
Según el Código de Ética, constituye una falta criticar con terceros, de manera despectiva, las actuaciones profesionales de un colega.