VIDAMÉDICA / REPORTAJE
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Uno de cada cinco chilenos ha sufrido alguna enfermedad psiquiátrica en el último año. Pese a eso, los
recursos destinados por el Estado a ese tipo de patologías son menos de la mitad de lo recomendado por
organizaciones internacionales. Un problema silencioso, que se ha tornado un serio peligro, convirtiéndose,
incluso, en la segunda causa de muerte entre los más jóvenes.
Por Patricio Cofré A.
C
ada día, son miles de pacientes los que llegan a hospi-
tales, clínicas y consultas médicas para preguntar por
alguna molestia que va desde dolores de cabeza, aho-
gos, bajas de ánimo, brotes alérgicos, tics, ataques de llanto o
ira. Muchos de ellos no tienen relación con patologías físicas,
sino que son una primera alerta de un riesgo silencioso y que
muchas veces cuesta descubrir.
Depresión, bipolaridad, esquizofrenia, trastornos de persona-
lidad, ansiedad, crisis de pánico, fobias, son solo algunas de
las enfermedades de salud mental que se pueden manifestar
a través de múltiples síntomas somáticos. En ocasiones, ni el
entorno, los profesionales del servicio público o los alcances
de cobertura privada logran reconocer estos casos o dar una
solución a estos pacientes.
Según cifras del Ministerio de Salud, la encuesta de Calidad de
Vida del 2017 reveló que el 22% de la población asume haber
padecido una de estas patologías y durante 2018, solo en el
Programa de Salud Mental, se recibieron cerca de 4,1 millones
de consultas.
“Es complejo definir lo que es la salud mental. Es imposible se-
pararla de las condiciones de vida, trabajo, jubilación, barrios
saludables o de ingresos económicos. Es un problema que ex-
cede a los psiquiatras, a los médicos e incluso al sistema sani-
tario, es un problema que exige de la sociedad una respuesta
que no puede ser aislada, si no intersectorial. Si no hay salud
mental, no hay salud”, explica el Dr. Luis Ibacache.
El psiquiatra y académico de la Universidad de Chile, es el
primer encargado de la Comisión de Salud Mental del Colegio
Médico, espacio que comenzó su funcionamiento en agosto
pasado con el fin de abordar este tema de forma integral, ana-
lizar cifras, ser un interlocutor con diversos organismos y ge-
nerar propuestas al respecto.
Con el profesional, concuerda la doctora Graciela Rojas, psi-
quiatra de la Universidad de Chile, primera mujer que ocupa el
cargo de Directora del Hospital Clínico de esa casa de estudios
y quien lideró el Departamento de Psiquiatría y Salud Mental
de la Facultad de Medicina de la misma entidad entre 2002 y
2010. Asegura que “la tremenda inequidad social que tenemos,
la violencia en todas sus facetas, el sobreendeudamiento de
la población para aumentar su consumo y la educación, que
debería entregar herramientas para enfrentar situaciones es-
tresantes, no es la mejor. En cualquier descripción que se haga
de nuestra sociedad uno se encuentra con condicionantes so-
ciales que nos afectan”.
ESCENARIO PREOCUPANTE
En el último tiempo, han sido recurrentes las noticias en los
medios de comunicación y redes sociales sobre suicidios en es-
pacios públicos, como centros comerciales o el metro, y sobre
la prevalencia de enfermedades como la depresión o la bipo-
laridad entre la población nacional, temas de los que antes no
solía hablarse con tanta frecuencia.
Pese a eso, la doctora Rojas asegura que los estudios indican
que las cifras respecto a este tipo de patologías se mantienen
estables en las últimas décadas.
“Antes de los 90, la salud mental estaba totalmente invisibiliza-
da en Chile, no teníamos estudios, ni preocupación, ni planes
de salud pública. Las primeras investigaciones de esos años,
llegaron a la conclusión de que una de cada cuatro personas
que vive en sus casas presenta trastornos, una cifra similar al
25-30% de hoy”, dice.
El jefe del Departamento de Salud Mental del Ministerio de
Salud, Dr. Matías Irarrázaval, comenta que “efectivamente los
datos no muestran un aumento de las enfermedades mentales,
tampoco las tasas de suicidios. Las cifras son claras en rela-
ción a eso, pero no significa que estamos bien. No es un au-
mento de la enfermedad, si no de la necesidad de la población
de ser tratada y atendida adecuadamente”.
El especialista explica que “en países de ingresos medio-altos
de la región, las cifras de Chile son similares o un poco más
bajas. Cuando no hacemos la división por grupos, nuestra pre-
valencia es un poco más alta”.
Pero aunque los números se mantengan relativamente esta-
bles, no dejan de ser una señal de alerta que no se puede de-
jar pasar. Los reportes más recientes indican que el 6% de las
personas tuvo depresión en el último año; que el suicidio es la
segunda causa de muerte entre adolescentes; que de las aten-
ciones del Programa de Salud Mental del Minsal, 63% fueron a
mujeres y de ellas, las que viven en situación de vulnerabilidad
tienen entre 5 y 10 veces más de probabilidades de padecer
una depresión. Entre los adolescentes, en tanto, se incremen-
taron las prestaciones entre 2014 y 2018 en 17,3% en el tramo
de 10 a 14 años y en 24,9% en el segmento de 15 a 19. En el
caso de los adultos mayores, el 1% sufre de demencia; el 7% de
deterioro cognitivo y el 11% de trastornos mentales.
La doctora Rojas alerta, además, que el futuro no es auspicio-
so, considerando el consumo excesivo de drogas y alcohol en
la población, que se asocian significativamente con el desarro-
llo de adicciones o patologías mentales.