Vida Médica Volumen 71 N°1 - 2019 | Page 45

ESPECIAL ERROR MÉDICO Eso es “carne de cultivo” para los eventos adversos. Eso pue- de incrementar la judicialización de la medicina y muchas veces podría producir también medicina defensiva, etc. Pero sumado a eso, yo agregaría otra variable, también preocu- pante, que complica la seguridad médica, como lo es la des- organización del ámbito clínico al interior de los hospitales. ¿A qué se refiere? A que evidentemente existe una desestructuración organiza- cional de los hospitales. Con casos donde unidades pequeñas, de apoyo diagnóstico o terapéutico, asumen equivocadamen- te y sin corrección de las autoridades hospitalarias y de los servicios de salud, un estatus de supuesto servicio clínico en los organigramas, cuyas jefaturas, de acuerdo a las normas organizacionales administrativas vigentes, no poseen esa calidad. Todo ese desorden, sumado a la falta de control de procesos y la falta de liderazgo interno, colabora a los even- tos adversos. ¿Cuál sería la solución? Necesitamos como médicos, retomar la estructura Dra. María Begoña Yarza. Directora de la Sociedad Chilena de Calidad Asistencial Soccas “Para avanzar en la cultura de seguridad es necesario que el entorno sea abierto y sin castigos, y con foco en el paciente” Por Mariela Fu R. L a reconocida pediatra, ex Directora del Servicio de Salud Sur, ampliamente conocida por su trabajo a la cabeza del Hospital Exequiel González Cortés, es una de las invitadas por el Ministerio de Salud a formar parte del equipo que revisará el sistema de acreditación de los pres- tadores de salud tras diez años de funcionamiento. Durante esta entrevista, habla de su experiencia personal y profesional respecto a cómo gestionar los errores médicos, explicando por qué considera imprescindible un clima laboral que propicie el aprendizaje colectivo y la mejora continua, in- corporando la participación de los pacientes. Según su experiencia, ¿cómo se viven y enfrentan al interior 45 organizacional definida legalmente en el estatuto adminis- trativo, en las normas funcionarias de los servicios de salud y nosotros como médicos, asumir fuertemente el liderazgo de los recintos. Eso bajaría la siniestralidad de los recintos de salud. Pero eso va a ser un trabajo largo, que requiere formación y liderazgo en ese sentido. ¿Qué perfil debe tener el médico que lidere la seguridad mé- dica de un servicio clínico o recinto de salud? Quien se encargue de la seguridad médica de un hospital, un servicio clínico o un recinto médico, debe tener forma- ción en materia de liderazgo. Debe comprender la filosofía de la medicina clínica, y poseer un perfil de empatía con los pacientes, que son el fin último del proceso de salud. Lo fundamental de su tarea, será aplicar un fuerte control de procesos. Apoyar y orientar a los colegas, hacer prevención. Dichas funciones están claramente establecidas a nivel legal, a los jefes de servicios clínicos, subdirectores médicos y di- rectores de hospitales, tal como consta en las normas funcio- narias y organizacionales de salud vigentes en Chile. de los hospitales los errores médicos? Ha sido un proceso evolutivo y heterogéneo. Mi experiencia me ha mostrado que en aquellos hospitales u organizaciones don- de el clima laboral y las relaciones entre los equipos de trabajo son de confianza, dentro del equipo se da mucho más fácil el reconocer el error y aprender de él. Esa es la condición bási- ca para que se desarrolle un proceso de aprendizaje pero en aquellas instituciones en que lo importante es el “indicador” y la “meta” y no las personas; tanto pacientes como funcionarios, allí no puede surgir un proceso de mejora continua. Hoy en- contramos con mayor frecuencia equipos con esta cultura de mejora continua; aunque aún vemos profesionales, médicos e incluso directivos con secretismos en relación a los errores, esa actitud no desarrolla políticas de gestión de riesgos. Si no somos capaces de reconocer que el error existe, que es multi- factorial y que la verdadera actitud profesional es compartir- lo y con ello aprender, no caminaremos hacia el sentido más profundo de nuestra profesión que es tratar de mejorar a las personas sin dañar. ¿Qué es lo más difícil para los médicos, los equipos y los recin- tos cuando se encuentran con errores médicos y con eventos adversos? Para aquellos que fueron parte del evento, lo más difícil es “ver- lo”, lograr identificarlo, documentarlo y notificarlo pero lo más importante es generar un espacio de reflexión colectiva y no confundirlo con una complicación. La complicación es parte de la evolución natural de la enfermedad y al adjudicar la situa- ción falsamente como complicación se pierde la oportunidad de aprender y generar medidas de prevención, mitigación y po- tenciar mejores y más seguras prácticas clínicas. Para el resto del equipo que no fue parte de la situación, lo más difícil es empatizar. Empatizar es pensar que todos trabajamos con altos niveles de riesgo que el error es muy frecuente, que todos los equipos tienen o tendrán en su práctica profesional En EE.UU. existen facilitadores, generalmente enfermeras o trabajadores sociales, entrenados para comunicar errores y disponibles 24/7.