Vida Médica Volumen 70 N°3 - 2018 | Page 46

46 } VIDAMÉDICA / YO PÚBLICO cosas materiales tienes. Cuando eso comenzó a pasar entre los médicos, fuimos perdiendo la capacidad de pensar que estudia- mos medicina para ayudar a la gente y si bien podemos tener un buen pasar económico, ¿por qué tenemos que tener tanto? hijo y que el enfermo no solo quiere saber de la cirugía, si no que tenía preguntas, como si va a poder volver a tocar guitarra, a andar en bicicleta y cosas que son importantes para la vida y que no tomamos en cuenta. Hay que darle un mensaje de es- peranza, muchas veces solo hablamos de cifras, de estadísticas y olvidamos decirle que todo va a salir bien. Que el paciente sienta que estamos al lado de él. Hay que crear un vínculo. Otro punto fundamental que ha puesto sobre el tapete es la inequidad en la atención. Soy un paciente que, por suerte, tengo todos los recursos. Veo la diferencia abismal. Muchas veces que una persona viva de- pende solo de los recursos. Yo llevo 160 millones gastados y eso me ha permitido una sobrevida de buena calidad y eso es impa- gable. Eso no se da en el sistema público. La falta de recursos mata. Si no tengo la posibilidad de darle el mismo tratamiento que estoy recibiendo yo, va a tener un pronóstico distinto. ¿Qué siente al ver esas diferencias? Ver a personas que llevan esperando años o meses por una cirugía o por una atención, es terrible. Cuando uno está al otro lado y ve esto, es una impotencia enorme. Podría trabajar todo el día, ver más consultas, podría operar todo el día, pero no voy a dar abasto y aunque hiciera eso, necesito de más recur- sos. Las políticas de salud tienen que cambiar, deben ser a lar- go plazo porque tienen que ver con muchas áreas que no se conversan. ¿Cuál es el llamado que hace a los médicos que están en formación? El primer llamado es que pensemos en esta situación. Muchas veces no analizamos realmente cual es nuestra función o qué es lo importante esta profesión. Algunos colegas dicen “lo que pasa es que yo estudie 12 años, por lo tanto, tengo que ganar X cantidad”. Creo que ahí es donde empezamos a perder el rumbo y esto no solo nos pasa a los médicos, sino que tiene que ver con la sociedad que mide tu éxito a través de cuántas ¿Eso le pasó con la enfermedad? Sí. Cuando hace dos años atrás paré mi vida y me di cuenta que mi felicidad o la trascendencia iba estar dada por otras cosas que lograra. Por eso es importante meter esto en las nuevas ge- neraciones. Estudiar esta profesión no es para ganar plata, tie- ne que ir acompañado de una conciencia social que tiene que ver con ayudar al prójimo. Un médico que no tiene conciencia social, simplemente no pude ser médico. Tenemos que hacer un mea culpa y un análisis profundo de lo que está pasando con el gremio, con las sociedades médicas, con esto de cobrar por todo lo que estamos haciendo y de mirar nuestro éxito a través de la cantidad de plata que ganamos. Necesitamos de los de- más para cambiar, sí, pero si no hacemos un cambio nosotros, probablemente no va a empezar nunca la transformación. ¿Le ha cambiado la perspectiva de la profesión? Sí, mucho. Ahora veo a un paciente que tiene una familia, que tiene una historia, que tiene una vida. Es tan importante pre- guntarle si tiene dolor, como también preguntarle con quien vive, que cosas hace, que cosas le gusta hacer y cuáles son sus problemas. El ambiente psicosocial, no podemos olvidarlo. Me puedo dar el lujo ahora de dedicar mi tiempo sólo a la medici- na pública y por eso también me tomo todo el tiempo que quie- ro con ellos. El sistema nos hace disponer de poco tiempo para atender y tenemos que hacerlo más rápido de lo que quisiéra- mos, y por eso también significan cambios más estructurales de cómo estamos ejerciendo la medicina en Chile. ¿Me imagino que no quiere que otros doctores tengan que pa- sar por una enfermedad para darse cuenta de esta realidad? Sí, cuando empecé a hacer más visible, el tema tenía como ob- jetivo tratar de traspasar esto que me estaba pasando a mí a otros colegas y creo que lo he logrado. Me han escrito por re- des sociales, se han contactado conmigo para decirme “sabes que yo siento lo mismo que tú, creo que tenemos que hacer un cambio, no podemos seguir así”. El otro objetivo es mostrar la desigualdad en la salud que hay y las diferencias en los trata- mientos. Por último, quería visualizar la muerte y la eutanasia. La eutanasia, a mi parecer, es un derecho que todos debemos tener, bien conversado, bien evaluado y con una ley que la re- gule de manera adecuada. No solamente tenemos que estar en las buenas, sino que tenemos que acompañar en las malas. Los médicos olvidamos que dentro de nuestras funciones está caminar con el paciente hacia el buen morir. Somos iguales que todo el mundo, somos iguales que cualquier otra profesión que trabaja con personas y que tenemos que pensar que no somos mejores ni superiores a otros, sino que somos alguien que tiene la posibilidad de ayudar y eso es una gran bendición para todos.