VIDAMÉDICA / MIGRANTES Y SALUD
L
a situación sociopolítica y las complejidades que vive
el sistema de salud local, fueron parte de las razones
por las que la doctora Andrea Ruiz decidió dejar la
ciudad de Maracaibo, en Venezuela, y trasladarse a
vivir a Chile en 2015. Médico Cirujana de la Universidad de
Zulia, ya lleva cerca de 3 años asentada en nuestro país y hoy
se desempeña en la urgencia del Hospital el Carmen de Maipú.
“En mi país, en algunos lugares, no se contaba con elementos
mínimos para trabajar, ni siquiera alcohol o jeringas. La in-
fraestructura que se dañaba quedaba inutilizada. Por esa razón
decidí buscar nuevos horizontes”, recuerda.
El doctor, Emmanuel Monpoint tiene 35 años y llegó al país
en 2012, con la idea de realizar un magíster en la Pontificia
Universidad Católica. Originario del sector de Carrefour,
en Puerto Príncipe, ya había dejado su natal Haití para estu-
diar medicina en la Universidad Tecnológica de Santiago, en
República Dominicana, donde se radicó por cerca de 10 años.
“Investigué las publicaciones que se realizaban, el nivel de edu-
cación, la reputación de su sistema de salud. Tenía alternati-
vas en universidades de España, Argentina y Colombia, pero
el calendario académico, junto a las condiciones generales, me
hicieron optar por Chile”, relata.
Las historias de ambos profesionales son parte de las de mi-
les de migrantes internacionales que han llegado al país con el
sueño de concretar una mejora sustancial en su calidad de vida,
de dejar atrás conflictos o problemas en sus naciones o, dere-
chamente, para buscar oportunidades académicas o laborales.
Este es un fenómeno que ha transformado nuestra sociedad,
aportando una diversidad cultural y una nueva forma de rela-
cionarse en ámbitos laborales, académicos y sociales, que han
levantado un desafío al Estado y a los chilenos en su conjunto.
Según el Censo 2017, ya son 746 mil los extranjeros en el país,
representando el 4,35% del total de la población. De ellos, el
66,7% declaró haber llegado entre 2010 y 2017, principalmen-
te a partir de 2016. Incluso, cifras del Ministerio del Interior,
aseguran que durante 2018 ya se superó el millón de personas.
Los principales orígenes son Perú (25,3%), Colombia (14,2%),
Venezuela (11,2%), Bolivia (9,9%), Argentina (8,9%), Haití
(8,4%) y Ecuador (3,7%).
El incremento es sustancial y las cifras mayores a las proyecta-
das, considerando que las últimas estimaciones de la encuesta
Casen en 2015 hablaban de 2,6% de foráneos, pues se basaban
en el Censo de 2002, que contaba 187 mil extranjeros.
La antropóloga social y académica de la Universidad Alberto
Hurtado, Alejandra Carreño, es especialista en migraciones y
explica que “a nivel demográfico estamos viviendo una de las
llegadas de extranjeros más importantes que ha vivido Chile.
Desde mediados del siglo pasado, cuando por la pobreza que
aquejaba a Europa y a los desplazamientos marcados por las
{ 33
guerras, que no se veía un movimiento migratorio tan grande y
muy concentrado en los últimos cuatro años”.
Debido a esto, el sistema sanitario se ha visto desafiado por la
masiva llegada de nuevos pacientes y de profesionales médicos,
desde distintos lugares de Sudamérica, en un breve periodo de
tiempo. Esto ha dejado en evidencia deficiencias instituciona-
les, culturales, barreras de acceso e indicadores, en algunos ca-
sos, casi diametralmente opuestos y preocupantes, en materias
de salud a la realidad nacional, planteando importantes desa-
fíos de gestión y calidad de atención tanto al sistema como a los
profesionales que se desempeñan en él.
MITOS Y REALIDADES
El doctor Matías Libuy, es el primer coordinador de la re-
cién estrenada Comisión de Salud y Migrantes, dependiente
del Departamento de Políticas de Salud Pública del Colegio
Médico, que se formó el 25 de julio de 2018, para abordar los
diversos desafíos al sistema de salud que plantea la llegada de
ciudadanos y profesionales de otros países, con una mirada
integral y que permita resolver complejidades en la atención,
comunicación y en los procesos administrativos involucrados.
Durante los últimos años, el facultativo de la Universidad de
Chile y con un magíster en Salud Pública de la University
College of London, ha realizado un análisis de las diversas rea-
lidades y entrega una evaluación preocupante. “La migración
es un derecho humano y un determinante social de la salud
que muchas veces ha estado ignorado en la toma de decisiones
de políticas públicas. Las cifras dicen que al 2030 el 13% de la
población del país será migrante internacional, eso pone sobre
la mesa la necesidad de reestructurar y repensar el sistema sa-
nitario en su conjunto para acomodarse a la multiculturalidad”,
dice.
Libuy asegura que se debe incluir en esa construcción la ade-
cuación a un perfil epidemiológico distinto, con nuevas patolo-
gías, y a una idiosincrasia diferente, que incluye una valoración
a otras concepciones médicas. “El fenómeno migratorio llegó
para quedarse, no se puede detener. Ya sucedió, seguirá pasan-
do y debemos adaptarnos”, puntualiza.
A juicio de los especialistas, dos han sido los avances más re-
levantes que se han dado en la materia: la promulgación del
decreto 67 en 2015, que garantiza la atención a extranjeros,
sin importar su condición o situación legal o económica; y la
creación de una Política Nacional de Salud para Migrantes
Internacionales, en 2014. El trabajo se extendió por más de 2
años en la Dirección de Políticas Públicas del Ministerio de
Salud y en el proceso se realizaron pilotos en 5 comunas, tres
en el norte -Arica, Antofagasta e Iquique- y 2 en la capital –
Recoleta y Santiago. A esto se sumaron 10 diálogos ciudadanos
en diversas regiones.