Vida Médica Volumen 70 N°3 - 2018 | Page 60

60 VIDAMÉDICA / FalmedEduca ¿Cómo reconocer y prevenir el acoso y abuso sexual? LAS FRONTERAS SEXUALES DEL TRABAJO MÉDICO El cambio cultural es un hecho de nuestros días. Emana de una ola global de voces que llaman a revisar el modo en que hombres y mujeres se relacionan. La visibilización de vulneraciones que solían ser cotidianas, el auge de las denuncias y la presión sobre las instituciones para hacerse cargo de estos temas han venido formando un nuevo estándar para las relaciones humanas. ¿Cuáles son los aspectos del trabajo médico que se ven tensados por esta óptica emergente? Por Juan Pablo Muñoz | Ilustración María Francisca Núñez E s, sin duda, uno de los grandes temas de 2018. Múltiples denuncias se han publicado en los me- dios de comunicación por artistas, académicos, sacerdotes y políticos implicados en casos de abu- so y acoso sexual; enormes movilizaciones callejeras se han desplegado contra la violencia hacia las mujeres, al tiempo que las más importantes instituciones están desarrollando protoco- los y campañas de prevención y denuncia en casos de acoso y abuso sexual. Las fronteras de lo aceptable y lo incorrecto se han desplazado con el devenir de estos hechos. Lo que antes era considerado aceptable, hoy podría ser objeto de denuncia pública. ¿Es po- sible que en nuestra práctica cotidiana se escondan vulnera- ciones de las que no teníamos conciencia? De esto se trata este asunto: de una revisión de las relaciones humanas a la luz de un actualizado prisma de la dignidad. La puesta al día en estas materias implica meterse en varias ca- pas del problema. En este reportaje iremos de lo más cotidiano a lo más grave: de cómo este nuevo estándar social se intersec- ta con el humor y el uso del lenguaje; de qué se trata el acoso y abuso sexual; de cómo prevenir estas situaciones y eventuales malentendidos; hasta cómo enfrentar las denuncias. SEXISMO La Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que “los roles de género son construcciones sociales que conforman los comportamientos, las actividades, las expectativas y las oportunidades que se consideran apropiados en un determina- do contexto sociocultural para todas las personas. Además, el género hace referencia a las relación entre las personas y la distribución de poder en esas relaciones”, dice la OMS. Agrega que el género “es un factor que crea inequidades sanitarias por sí solo y que puede agravar las que son producto de la situación socioeconómica, la edad, la etnia, la discapacidad, la orienta- ción sexual, etc.”. La Guía de Medios No Sexistas publicada por el Observatorio de Género y Equidad y el Colegio de Periodistas de Chile, expli- ca que los estereotipos de género “instalan prejuicios que se ri- tualizan y legitiman, limitando el comportamiento de mujeres y hombres. También permean la institucionalidad y los sistemas de medios que replican un lenguaje estereotipado profundizan- do las situaciones de discriminación”. A la discriminación que se sostiene en un estereotipo de género se le llama ‘sexismo’. El humor sexista, coinciden los especialistas en la materia, es una manifestación primigenia de un ambiente proclive a la transgresión de los límites sexuales. Esto porque no sólo con- tribuye a reproducir el efecto nocivo que los estereotipos de gé- nero puedan tener, sino también presenta de un modo “amable” dicha valoración negativa: normaliza. De allí que el problema del humor sexista no es solo que ofenda o incomode, sino que contribuye a sostener una determinada distribución de poder. “Para muchas personas hacer un chiste en que la mujer se ve como un objeto, o bromear con que una mujer es muy emocio- nal para tener un cargo, por ejemplo, podría no ser tan dañino. Pero este es un problema que tenemos que ver en el amplio espectro de la violencia de género. En ella hay una opresión sistemática y normalizada, incluso en cierto sentido consentida por la sociedad, y que tiene que ver con la cultura machista. Allí se valida una relación opresiva del hombre hacia la mujer, que la descalifica ante ciertas tareas, la objetualiza y discrimina”, explica la Dra. Francisca Crispi, presidenta de la Comisión de Género y Salud del Colegio Médico de Chile. “El humor sexista es una alerta de violencia de género en el ambiente”, afirma la Dra. Crispi.