Vida Médica Volumen 70 N°3 - 2018 | Page 34

34 } VIDAMÉDICA /MIGRANTES Y SALUD El resultado vio la luz en octubre de 2017, cuando el Minsal lanzó un documento que incluye las temáticas centrales abor- dadas en el trabajo de campo: la capacitación de funcionarios, el facilitamiento lingüístico, la difusión de derechos y la inte- gración intercultural. Hoy en día, la secretaría de Estado se pre- para para entregar en las próximas semanas los lineamientos, objetivos e indicadores que permitirán llevar a la práctica el texto. Báltica Cabieses, enfermera-matrona, Magíster y PhD en epi- demiología social, directora del Programa de Estudios Sociales en Salud, ICIM, de la Universidad del Desarrollo, destaca la relevancia de estos logros. “Hemos avanzado bastante con res- pecto a otros países de la región en acceso a la atención. Hemos partido con el consenso internacional con el que se asegura una serie de mínimos, entre ellos la atención a los niños, a la mujer embarazada y de urgencias a cualquier persona que ten- ga una situación grave, puedan o no pagar y sea cual sea su estatus”, explica. Pero los análisis han arrojado un importante nivel de vulne- rabilidad para las personas que han elegido a nuestro país como su nuevo hogar. Según la encuesta Casen 2017, entre las cifras más preocupantes, están que el 23,4% de los migrantes se encuentran en pobreza multidimensional versus el 18,4% de chilenos. Por otra parte, el 9,05% de los compatriotas viven ha- cinamiento y el 0,9% lo hacen en estado crítico, mientras que los extranjeros en esta situación son el 26,9% y 3,9%, respecti- vamente. Y el 15,8% de los nacidos en otras naciones, no cuenta con ninguna protección de salud, un porcentaje muy superior al 2,2% de los nacionales. Los datos más alarmantes tienen relación con los niños mi- grantes. Cerca del 20% de los menores que requerían atención, no la recibieron. Entre la población chilena esa cifra no supera el 1 ó 2%. “Existe un triángulo mortal que es el hacinamiento, la falta de acceso a la salud que propicia enfermedades o abusos y la falta de integración al sistema escolar”, alerta Cabieses. El Dr. Libuy agrega desafíos relevantes a la hora de pensar el sistema a corto, mediano y largo plazo. “Hoy no estamos ca- pacitados para el encuentro intercultural con la población mi- grante. El Sistema de salud en su conjunto no está preparado para recibir concepciones de la vida, de la medicina, sentidos comunes que son ajenos y existe un vacío formativo que debié- ramos enfrentar decididamente. Existe brutal desconocimiento de la normativa vigente, no sólo de los migrantes, si no que de los mismos trabajadores de la salud”, comenta. La antropóloga Alejandra Carreño, asegura que “si bien exis- te la ley y que permite que un niño sea atendido, pese a que su padre no tenga documentos o la situación irregular no es impedimento para entregar atención, hay muchas resistencias culturales para un mayor entendimiento, y eso creo problemas sanitarios. Esta es una construcción colectiva, si los migrantes no tienen derechos, se perjudica a todos”. En términos epidemiológicos, según la evidencia, aseguran los especialistas, la prevalencia está más asociada a maternidad y a todo el proceso de embarazo, en especial debido a que la mayoría de los migrantes son jóvenes y sanos y provienen de países con tasas de natalidad mayores. Entre esos anteceden- tes, tampoco se registra un aumento de enfermedades. SIN FRONTERA Dentro del proceso, también ha llegado un gran número de médicos extranjeros en los últimos años. Según cifras del Ministerio de Salud, del total de prestadores individuales de los cerca de 41 mil profesionales inscritos, casi 8 mil son de origen internacional, lo que corresponde al 17,3% de los doctores que ejercen en nuestro país. De ellos, el 21% son colombianos, 17% ecuatorianos y 7,5% venezolanos. El doctor Libuy, explica el importante rol que juegan estos pro- fesionales en el sector público, espacios que muchas veces no logran completar los cupos necesarios. “Más del 40% de los doc- tores que hacen cuerpo en Atención Primaria y hacen funcionar los servicios ambulatorios, los Sapus, son extranjeros. Tenemos que potenciar y valorar la captación de ese tipo de recurso hu- mano porque la APS se hace cargo de más del 70% de la carga de la enfermedad”, dice. Pese a esto, la realidad es opuesta. Una encuesta realizada en- tre médicos extranjeros, da cuenta de una situación decepcio- nante. El 53% se ha sentido discriminado en su práctica médica y, según sus testimonios, las agresiones provienen principal- mente desde los mismos pacientes (48%) y de miembros de los equipos del área, en los distintos niveles (24%). El doctor Emannuel Monpoint es claro y tajante: “Es raro el día que uno no se sienta discriminado en la sociedad. En el mundo de la salud, existe mucha presión, muchos no se atreven a de- cirlo. No sólo de colegas, desde los pacientes también, y eso no sólo ocurre en centros hospitalarios, uno lo ve en la prensa, en la población en general, en el supermercado, en la farmacia”. La doctora Andrea Ruiz relata una experiencia similar: “En una universidad en que postulé a un magíster, el doctor que me hizo la entrevista me dijo que esa actividad no era para mí, por mi origen, y porque había que tener mucho dinero para pagarlo, fue muy humillante”. Y agrega que “diariamente vemos la discri- minación de pacientes hacia médicos extranjeros, piden que los vean otros profesionales, hay comentarios xenófobos y racistas, pasa con frecuencia, todo el tiempo, y eso es muy doloroso”. LO QUE VIENE Para Báltica Cabieses, uno de los principales desafíos que tiene la sociedad chilena es derribar estigmas y comenzar a sumar evidencias científicas para ciertos temas que también generan discriminación. Por ejemplo, análisis del Programa de Estudios Sociales en Salud de la Universidad del Desarrollo indican que pese a la sensación de que el costo de los migrantes para el