Viajes íncreibles Noviembre 2025 | Page 10

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VIAJES INCREÍBLES espera solo montañas y bruma: son un secreto que rivaliza con los paisajes caribeños, pero con un encanto nórdico incomparable. Escocia cuenta con más de 2,000 castillos, cada uno con una historia única. Desde el imponente Castillo de Stirling, símbolo de independencia nacional, hasta el romántico Eilean Donan, que parece flotar entre tres lagos, o el Castillo de Dunnottar, en la cima de un acantilado azotado por el viento, todos invitan a revivir siglos de historia. Otra experiencia imperdible es recorrer la Ruta del Whisky, especialmente en la región de Speyside, donde se concentran algunas de las destilerías más prestigiosas del mundo, como Glenfiddich o Macallan. Allí, las visitas guiadas permiten conocer el proceso artesanal del“ agua de vida” y, por supuesto, disfrutar de una degustación con vistas a las colinas doradas. Viajar a Escocia es una aventura que combina naturaleza, cultura y calidez humana. El mejor momento para visitarla es entre mayo y septiembre, cuando el clima es más amable y los días son largos. Sin embargo, el otoño ofrece colores espectaculares y menos turistas, ideal para quienes buscan tranquilidad. Moverse en coche es una excelente opción para explorar libremente los paisajes rurales y llegar a rincones remotos. Es importante recordar que se conduce por la izquierda y que las carreteras, aunque escénicas, suelen ser angostas y sinuosas. En cuanto al alojamiento, las casas rurales y bed & breakfast son una alternativa encantadora para vivir la hospitalidad escocesa de primera mano. Escocia no es solo un destino, es una sensación. Es el sonido del viento entre los brezales, el eco de una gaita al atardecer, el reflejo de un castillo sobre el agua y la calidez de un pueblo orgulloso de su herencia. Viajar por Escocia es caminar por la historia, respirar libertad y reencontrarse con lo esencial. Cada paisaje invita a detenerse, cada pueblo cuenta una historia, y cada trago de whisky celebra la vida. Porque en Escocia, el viaje nunca termina: simplemente cambia de forma, como las nubes sobre sus montañas eternas.