VIAJES DE GULLIBER Swift, Jonathan - Los viajes de Gulliver | Page 84
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la vi hasta que se hubo levantado, hecho como estaba de tanto tiempo a dirigir la cabeza y
los ojos para mirar a más de sesenta pies, y luego fuí a levantarla cogiéndola con una mano
por la cintura. Miraba de arriba abajo a los criados y a dos o tres amigos que había en casa,
como si ellos fuesen pigmeos y yo un gigante. Dije a mi esposa que se había mostrado
económica en demasía, pues apreciaba que ella y su hija estaban consumidas de hambre. En
suma, me comporté de modo tan inexplicable, que todos fueron de la opinión que formó el
capitán al principio de verme y dieron por cierto que había perdido el juicio. Cito esto como
ejemplo de la gran fuerza de la costumbre y el prejuicio.
En poco tiempo llegué con mi familia y mis amigos a buena inteligencia; pero mi mujer
protestó que nunca volvería al mar en mi vida, aunque mi destino desgraciado dispuso de
modo que ella no pudo estorbarlo, como verá el lector más adelante. En tanto, doy aquí por
concluída la parte segunda de mis desventurados viajes.
Fin de la Segunda Parte
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