VIAJES DE GULLIBER Swift, Jonathan - Los viajes de Gulliver | Page 24
18
veinticuatro de los suyos, y, por consiguiente, necesitaba tanta comida, como fuese
necesaria para alimentar ese número de liliputienses. Por donde puede el lector formarse
una idea del ingenio de aquel pueblo, así como de la prudente y exacta economía de tan
gran príncipe.
Capítulo 4
Descripción de Mildendo, metrópoli de Liliput, con el palacio del emperador. -
Conversación entre el autor y un secretario principal acerca de los asuntos de aquel
imperio. -El ofrecimiento del autor para servir al emperador en sus guerras.
Lo primero que pedí después de obtener la libertad fue que me concediesen licencia para
visitar a Mildendo, la metrópoli; licencia que el emperador me concedió fácilmente, pero
con el encargo especial de no producir daño a los habitantes ni en las casas. Se notificó a la
población por medio de una proclama mi propósito de visitar la ciudad. La muralla que la
circunda es de dos pies y medio de alto y por lo menos de once pulgadas de anchura, puesto
que puede dar la vuelta sobre ella con toda seguridad un coche con sus caballos, y está
flanqueada con sólidas torres a diez pies de distancia. Pasé por encima de la gran Puerta del
Oeste, y, muy suavemente y de lado, anduve las dos calles principales, sólo con chaleco,
por miedo de estropear los tejados y aleros de las casas con los faldones de mi casaca.
Caminaba con el mayor tiento para no pisar a cualquier extraviado que hubiera podido
quedar por las calles, aunque había órdenes rigurosas de que todo el mundo permaneciese
en sus casas, ateniendose a los riesgos los desobedientes. Las azoteas y los tejados estaban
tan atestados de espectadores, que pensé no haber visto en todos mis viajes lugar más
populoso. La ciudad es un cuadrado exacto y cada lado de la muralla tiene quinientos pies
de longitud. Las dos grandes calles que se cruzan y la dividen en cuatro partes iguales
tienen cinco pies de anchura. Las demás vías, en que no pude entrar y sólo vi de paso,
tienen de doce a dieciocho pulgadas. La población es capaz para quinientas mil almas. Las
casas son de tres a cinco pisos; las tiendas y mercados están perfectamente abastecidos.
El palacio del emperador está en el centro de la ciudad, donde se encuentran las dos
grandes calles. Lo rodea un muro de dos pies de altura, a veinte pies de distancia de los
edificios. Obtuve permiso de Su Majestad para pasar por encima de este muro; y como el
espacio entre él y el palacio es muy ancho, pude inspeccionar éste por todas partes. El patio
exterior es un cuadrado de cuarenta pies y comprende otros dos; al más interior dan las
habitaciones reales, que yo tenía grandes deseos de ver; pero lo encontré extremadamente
difícil, porque las grandes puertas de comunicación entre los cuadros sólo tenían dieciocho
pulgadas de altura y siete pulgadas de ancho. Por otra parte, los edificios del patio externo
tenían por lo menos cinco pies de altura, y me era imposible pasarlo de una zancada sin
perjuicios incalculables para la construcción, aun cuando los muros estaban sólidamente
edificados con piedra tallada y tenían cuatro pulgadas de espesor. También el emperador
estaba muy deseoso de que yo viese la magnificencia de su palacio; pero no pude hacer tal
cosa hasta después de haber dedicado tres días a cortar con mi navaja algunos de los
mayores árboles del parque real, situado a unas cien yardas de distancia de la ciudad. Con
estos árboles hice dos banquillos como de tres pies de altura cada uno y lo bastante fuertes
24