VIAJES DE GULLIBER Swift, Jonathan - Los viajes de Gulliver | Page 135
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expresarme con símiles, y le suplicaba humildemente su ayuda para cuando me faltase la
palabra propia, asistencia que se dignó prometerme.
Le dije que había nacido de padres honrados, en una isla llamada Inglaterra, muy
apartada de su país, a tantas jornadas como el criado más robusto de su señoría pudiese
hacer durante el curso anual del sol. Que me hicieron cirujano, oficio que consistía en curar
heridas y daños del cuerpo recibidos por azar o por violencia. Que mi país estaba
gobernado por una hembra del hombre, llamada reina. Que yo salí de él para obtener
riquezas con que mantenerme y mantener a mi familia cuando regresara. Que en mi último
viaje yo era capitán del barco y llevaba cincuenta yahoos a mis órdenes, muchos de los
cuales murieron en el mar, por lo que tuve que substituirlos con otros recogidos en
diferentes naciones. Que nuestro barco estuvo dos veces en riesgo de irse a pique: la
primera, a causa de una tempestad, y la segunda, por haber embestido contra una roca. Al
llegar aquí me interrumpió mi amo preguntándome cómo había podido persuadir a
extranjeros de otras naciones a aventurarse conmigo, después de las pérdidas que ya había
sufrido y los peligros en que me había encontrado. Le dije que eran gentes de suerte
desesperada, forzada a huir de los lugares en que habían nacido a causa de su pobreza o de
sus crímenes. Unos estaban arruinados por pleitos; a otros fuéseles cuanto tenían tras la
bebida, el lupanar y el juego; otros escapaban por traición; muchos, por asesinato, hurto,
envenenamiento, robo, perjurio, falsedad, acuñación de moneda falsa, prófugos de su
bandera o desertores al campo enemigo, y la mayor parte habían quebrantado prisión.
Ninguno de los tales se atrevía a volver a su país natal por miedo de morir ahorcado o de
hambre en una cárcel; y de consiguiente, se veían en la necesidad de buscar medio de vida
en otros sitios.
Durante este discurso mi amo se dignó interrumpirme varias veces. Había yo empleado
muchas circunlocuciones para pintarle la naturaleza de los diferentes crímenes que habían
forzado o, la mayor parte de los que formaban la tripulación a huir de su país. Consumí en
esta tarea varios días de conversación, primero que pudiese comprenderme. No le cabía en
la cabeza cuál podría ser la conveniencia o la necesidad de practicar aquellos vicios, lo que
yo intenté aclararle dándole alguna idea de los deseos de pobres y ricos, de los efectos
terribles de la lujuria, la intemperancia, la maldad y la envidia. Tuve que definirlo y
describirlo todo poniendo ejemplos y haciendo suposiciones; después de lo cual, como si su
imaginación hubiera recibido el choque de algo jamás visto ni oído, alzó los ojos con
asombro e indignación. El poder, el gobierno, la guerra, la ley, el castigo y mil cosas más
no tenían en aquel idioma palabra que los expresara, por lo que encontré dificultades casi
insuperables para dar a mi amo idea de lo que quería decirle. Pero como tenía excelente
entendimiento, desarrollado por la observación y la plática, llegó, por fin, a un
conocimiento suficiente de lo que es capaz de hacer la naturaleza humana en las partes del
mundo que habitamos nosotros, y me pidió que le diese cuenta en particular de esa tierra
que llamamos Europa, y especialmente de mi país.
Capítulo 5
El autor, obedeciendo órdenes de su amo, informa a éste del estado de Inglaterra.
-Las causas de guerra entre los príncipes de Europa. -El autor comienza a
exponer la Constitución inglesa.
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