veredes, arquitectura y divulgación VADo2 Los Prototipos | Page 72

VAD. 02 | Diciembre 2019 | ISSN 2659-9139 e-ISSN 2659-9198 ISSN 2659-9139 e-ISSN 2659-9198 Diciembre 2019 | 02.VAD La arquitectura minimalista, entendida bajo estos criterios, tiene su ori- gen incluso antes de la generación de Mies, en los albores de la moderni- dad, con el surgimiento de la arquitectura fabril. 4 “Cada género de fábrica exige una manutención particular que deter- mina la exposición, la situación y la distribución de los cuerpos que la componen [...], estos edificios deben contener viviendas para los directores y los inspectores encar- gados de velar por el buen orden, la economía y la perfección de cada objeto relativo a su establecimien- to; [...] según sea la naturaleza de estos objetos, los edificios deben estar dotados de grandes salas, de talleres, de laboratorios, de alma- cenes, de patios y de dependencias [...]. La ordenación de su arquitec- tura debe ser simple, y anunciar la solidez de su construcción, sin presentar por ello un carácter marcial”. Jacques-François Blondel, Cours d’architecture, vol. 2 (París, 1771), 398-399. La proposición menos es más dicha por Behrens para Mies a manera de consejo, como lo cuenta la anécdota inicial, fue utilizada al estar traba- jando sobre el diseño de una fábrica. El concepto moderno de la fábrica, concebido como tal en la Revolución Industrial, constituye una tipología arquitectónica que logra prescindir de todos aquellos elementos que no son estrictamente necesarios y, simultáneamente, mantener su correcto funcionamiento. El buen funcionamiento de una fábrica implica un constante esfuerzo de optimización (de espacio, de tiempo y de recursos) y por lo tanto, en el diseño de tales edificios las prioridades inmediatas son la eficiencia, la utilidad y la precisión, no la apariencia sensible o las cualidades ornamen- tales 4 . Esto se traduce en que una fábrica es exitosa en la medida en la que produce más (productos, servicios, energía, etc.), y a su vez, la producción tenderá a incrementar si en su interior hay menos detalles, decoraciones o imágenes que desvíen los presupuestos destinados a su construcción o que distraigan al que trabaja dentro. En el concepto de la fábrica mo- derna, la lógica del menos es más está en operación, por lo tanto, estos edificios representan un antecedente histórico de minimalismo arquitec- tónico. 5 Anthony Vidler, El espacio de la Ilustración. La teoría arquitectónica en Francia a finales del siglo XVIII (Madrid: Alianza Editorial, 1997), 45-59. Antes de que las primeras fábricas fuesen puestas en marcha dentro del contexto de la primera Revolución Industrial, los antecedentes de estos edificios estuvieron en los talleres de trabajo de distintos artesanos y gremios del siglo de la Ilustración. Al igual que en la fábrica, en aquellos talleres de manufacturación, la racionalidad instrumentalizada a través de la técnica representaba la herramienta más útil para los procesos de producción. Los ateliers de carpinteros, sopladores de vidrio, herreros, fundidores de armas y joyas, ebanistas, curtidores, textileros, y un am- plio etcétera, variaban en cierta medida entre oficios. Sin embargo, todos estos derivaban de un modelo prototípico de taller, que consistía en un cuarto de planta rectangular contenido entre muros blancos y lisos cu- yas aberturas cuadrangulares servían para ventanas y puertas, así como nichos hechos a la medida para herramientas y mueblería distintiva del proceso de manufactura 5 . 6 Denis Diderot y Jean le Rond D’Alembert, Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers. Citado por Vidler, 45-48. En caso de que fuese necesario algún horno, torno, grúa o cualquier otra máquina especial, era colocada en el centro del taller con tal de estar si- tuada de manera equidistante con relación a las esquinas del cuarto, a las cuales se les asignaba a cada una distintos procesos de manufacturación. Al estar hechos para atender a la producción, estos interiores mantuvie- ron una estrecha relación programática entre lo funcional y lo formal. Asimismo, como se aprecia en las ilustraciones de talleres artesanales realizadas para la enciclopedia de Diderot y D’Alembert entre los años 1751 y 1772 6 , la arquitectura de estos espacios parece estar compuesta por geometrías simples y superficies lisas, desprovistas de detalles arqui- tectónicos innecesarios y de ornamentación superficial que no tenga que ver con los procesos de manufactura (Fig. 1). 72 En estos interiores, menos elementos distractores e innecesarios resultan en más producción y, por lo tanto, más cantidad de rendimiento. PABLO EMILIO AGUILAR REYES. Sobre el minimalismo: el carácter prototípico de Mies, pp. 70-81 Las tipologías de fábrica y la del taller, entendidas como edificios cuyos interiores albergan productos en procesos de fabricación, ensamblaje y afinación, fueron establecidas históricamente a causa del perfecciona- miento de la técnica, en la modernidad. Es decir, de la modernidad —en- tendida no como tendencia arquitectónica, sino como condición históri- ca—, surgen de forma paralela las lógicas de producción industrial y la arquitectura minimalista. Esto se debe al hecho de que el minimalismo únicamente es inteligible como tal dentro del marco establecido por las pautas de la metafísica moderna. En el pensamiento moderno, todo sig- nificado y conocimiento posible es adquirido a través de la racionalidad humana y no mediante alguna voluntad externa 7 . Dicho de otra manera, en la modernidad se establece una estructura epistemológica característicamente autónoma, en la que el placer esté- tico depende únicamente de las facultades racionales del sujeto obser- vador. Bajo estos criterios, una arquitectura minimalista que —como la de la fábrica o la del taller artesanal—, surja de la lógica menos es más se podría considerar propiamente moderna, dado que apela a la suscepti- bilidad de un sujeto histórico moderno, es decir, autónomo, liberal y con pretensiones de universalidad. Esta es la razón por la cual el minimalismo cancela la ornamentación, ya que el ornamento, en un sentido tradicional, establece una relación figurativa con lo que busca representar y, a su vez, aquello que busca representar (figuras teológicas, mitológicas, retóricas, etc.) está fuera de la razón. La estética del minimalismo representa la sensibilidad racional deleitándose de sí misma de manera autosuficiente sin significadores ex- ternos, es decir, debido a su autonomía no puede suponer ser figurativa. Mies era consciente de que su arquitectura, derivada del menos es más, se situaba en el contexto de la metafísica moderna, cuando en 1924 ano- taba: PABLO EMILIO AGUILAR REYES. Sobre el minimalismo: el carácter prototípico de Mies, pp. 70-81 Figura 1a. Ilustración para la enciclo- pedia de un típico taller de imprenta y de un taller de agujas (autor descono- cido). Fuente: Diderot, Denis y le Rond d’Alembert, Jean (eds). Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers, vol. 7 (láminas). París, 1769. Fuente: Gallica, Biblioteca Nacional de Francia. Fuente: https://www.metmuseum.org/ art/collection/search/707455 (consulta: 20 de noviembre de 2019) Figura 1b. Ilustración para la enciclo- pedia de un típico taller de imprenta y de un taller de agujas (autor descono- cido). Fuente: Diderot, Denis y le Rond d’Alembert, Jean (eds). Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des sciences, des arts et des métiers, vol.8 (láminas). París, 1769. Fuente: Gallica, Biblioteca Nacional de Francia. Fuente: https://www.metmuseum.org/ art/collection/search/591843 (consulta: 20 de noviembre de 2019) 7 Para aclarar con toda precisión esta idea, habría que ocupar demasiado tiempo y espacio. Para sintetizar este argumento complejo, pode- mos recurrir al primer párrafo de un ensayo esencial de Kant. “Ilustración significa el abandono por parte del hombre de una minoría de edad cuyo responsable es él mismo. Esta minoría de edad significa la incapacidad para servirse de su entendimiento sin verse guiado por algún otro. Uno mismo es el culpable de dicha minoría de edad cuando su causa no reside en la falta de entendimiento, sino en la falta de resolución y valor para servirse del suyo propio sin la guía de algún otro. Sapere aude! ¡Ten el valor para servirte de tu propio entendimien- to! Tal es el lema de la Ilustración”. A fines de nuestro argumento general, se considera la Ilustra- ción como el primer momento de la modernidad. Immanuel Kant, Contestación a la pregunta ¿Qué es la Ilustración? en ¿Qué es la Ilustración?, editado por Roberto Rodríguez Aramayo (Madrid: Alianza Edito- rial, 2013), 85-98. 73