veredes, arquitectura y divulgación VADo2 Los Prototipos | Page 62
VAD. 02 | Diciembre 2019 | ISSN 2659-9139 e-ISSN 2659-9198
12 De la Memoria del Proyecto Unidad
Vecinal Costa Rica. En Legado03.
Luis Cubillo de Arteaga. Madrid:
Servicio histórico Fundación Arqui-
tectura COAM.
13 En este sentido cabe poner en
relación la Unidad Vecinal Costa
Rica con los proyectos de Laorga y
Zanón para las Universidades La-
borales de Madrid (1962) y Huesca
(1964). Ver: Enrique Arenas Laorga,
“Luis Laorga, arquitecto” (Tesis
doctoral, Universidad Politécnica
de Madrid, 2014): 258-264. Juan
Pedro Sanz Alarcón, “De la ciudad
a la estancia. Casas con patio en la
vivienda social madrileña (1956-
1961). Saénz de Oíza y Vázquez de
Castro” (Tesis doctoral, Universi-
dad Politécnica de Madrid, 2015):
309-361.
ISSN 2659-9139 e-ISSN 2659-9198 Diciembre 2019 | 02.VAD
La memoria del proyecto de Costa Rica detalla un programa de usos su-
perpuestos que es la llave para el desarrollo unitario de toda la colonia.
Algo así como un mixed-use horizontal que adjudica las variantes tipoló-
gicas de las viviendas a la categorización social de sus habitantes. El itine-
rario de cubiertas y puentes contiene un extenso programa de servicios
colectivos y comunica todas las viviendas, haciendo asequible al peatón
la totalidad de las terrazas de las edificaciones. Redes de calles interio-
res, aparcamientos y servicios en el plano del suelo completan el sistema
urbano que incluye iglesia, supermercado, estación de servicio, grupos
escolares y cinematógrafo 12 .
El proyecto continúa la conversación en torno a la organización en densi-
dad de unidades residenciales de gran autonomía programática median-
te sistemas mat-building 13 y, aunque de carácter menos nítidamente so-
cial y periférico que las demás, enlaza con el discurso de la colonia como
juego equilibrado de relaciones entre privado, común, colectivo y público.
Las tres categorías de viviendas se destinan explícitamente al usuario cla-
sificado por su posición social dentro de la comunidad: desde las familias
acomodadas en unifamiliares con cuatro dormitorios en torno a un patio,
hasta porteros y celadores, con viviendas sin dormitorio de servicio —no-
vedad en la vivienda urbana que viene de Europa—, localizadas en uno
de los bloques. La disposición de los volúmenes se argumenta en res-
puesta al entorno próximo, así como a la búsqueda del máximo asoleo,
con el desarrollo en escalera del bloque longitudinal que se eleva de seis
a quince plantas contraponiendo el volumen vertical al desarrollo exten-
sivo horizontal.
Se especifican detalladamente las funciones de los espacios en su con-
dición de filtros de independencia para cada uno de los tipos, mediante
conceptos de compacidad y máximo aprovechamiento que justifican el
completísimo programa de usos colectivos y circuitos cuidadosamente
articulados. Una comunidad más compleja socialmente requiere de ar-
gumentos específicos, quizá discutibles, pero sin duda novedosos en la
vivienda subvencionada del momento.
El condominio urbano de Costa Rica apunta a una clase media que se
enmarca, con cierta equidistancia, entre la vivienda burguesa urbana y
los superbloques de la periferia. Éste es el aspecto que establece su reso-
nancia con El Serrallo de Granada, compartiendo antecedentes en el es-
tricto entrenamiento del HE, y permitiendo entenderlas, aunque sin coin-
cidencia en autorías ni entornos, como un dúo para interpretar las vías
de decantación del prototipo social moderno. En ocasiones, los proyectos
no construidos son los que explican mejor la urdimbre de investigaciones
entrelazadas.
Figura 4b. Unidad vecinal Costa Rica,
Madrid. Hogar y Arquitectura 43 (1962):
11-12.
De la unidad vecinal Juan XXIII se ocupan Romany, Mangada y Ferrán, la
terna de arquitectos de Loyola, ya sin Oíza, que trabajarán juntos para
el plan de la finca de Granada y varios proyectos más. En 1963 preparan
una propuesta para un área de usos agrícolas y escasa edificación, que se
termina de construir en tres años 14 . Recoleto y aislado son atributos del
madrileño Carabanchel Alto para un proyecto concentrado en definir una
serie diversa de espacios colectivos.
La ordenación de cada unidad con patio semiabierto se crea a partir de
tres bloques muy compactos y uno lineal, componiendo una serie espa-
cial en cuatro momentos que gradúan la intimidad de sus áreas compar-
tidas hasta una exterior común para toda la colonia. Las viviendas multi-
plican sus tipos y orientaciones ajenas al problema de la calle, inexistente
aquí, pero atentas a su desarrollo para asegurar el máximo soleamiento
del conjunto.
Se exprimen las posibilidades de la vivienda con entreplanta interior y
sus sistemas de apilado, como ocurriera también con los semidúplex de
la urbanización del Río Manzanares y del bloque largo de Calero donde
trabajó Romany con los compañeros del Hogar 15 .
14 El proyecto para 502 viviendas en
Carabanchel Alto se publica en:
Adolfo González Amézqueta, “El
grupo Juan XXIII”, Hogar y Arqui-
tectura 68 (1967): 12-33; “Apro-
ximación a un análisis tipológico
del grupo de viviendas Juan XXIII”,
Nueva Forma 93 (1973): 36.
15 Eva Hurtado Torán, “Singular y Re-
petido. Sincronías elocuentes en la
vivienda colectiva de Luis Cubillo”,
en Los años CIAM en España: La otra
modernidad, editado por Ricardo
Sánchez Lampreave (Madrid:
AhAU, 2017): 90-101.
Figura 5a. Colonia Juan XXIII, Madrid.
Hogar y Arquitectura 68 (1967): 27, 30.
Figura 4a. Unidad vecinal Costa Rica,
Madrid. Hogar y Arquitectura 43 (1962):
11-12.
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EVA HURTADO TORÁN. Entre viviendas. “Costa Rica” y “El Serrallo”, dos prototipos vecinales en evolución, pp. 58-69
EVA HURTADO TORÁN. Entre viviendas. “Costa Rica” y “El Serrallo”, dos prototipos vecinales en evolución, pp. 58-69
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