El misterio de la cruz
por Antonio Correa Domínguez
Quien hoy contemple una ciudad industrial, ya sea la finlandesa de Tampere, o una central eléctrica en los Alpes, las explotaciones agrarias en el desierto africano, lugar de desolación, de muerte y de petrificación, los florecientes paisajes como fuente de energía y medios de vida, no puede dudar de las posibilidades de creación, de descubrimiento y de inventiva del ser humano en relación con el mundo material. La sustancia de la materia es obediente pues proviene de Dios y está a disposición de los seres humanos que pueden hacer de ella lo que quieran, convirtiéndose así para ellos en piedra de toque de su humanidad, de ser cristiano, de su espiritualidad.
El llamado materialismo del hombre de hoy, no es otra cosa que una forma tardía de un espiritualismo falso y decadente que quiere la materia para el propio deleite, para la propia satisfacción, exactamente igual que una mística decadente y un cristianismo decadente, quieren utilizar a Dios, la Iglesia y el culto para la propia satisfacción.
Desde que Cristo murió en la cruz, está reservado al cristianismo como medio legítimo para vencer al mal, la cruz y el sacrificio.
www. comuniondelagracia. es Verdad y Vida Octubre- Diciembre 2016 29