Verdad y Vida OCT-DIC 2016 | Page 17

No hace mucho tuve que reparar algunos aspersores de riego de nuestro césped pero no podía desarmar uno de los tubos. Fui a la cochera y encontré una herramienta asombrosa. Se llama mordaza robótica. Me gusta incluso el nombre. Hacer reparaciones es mucho más fácil con las herramientas adecuadas.
Algunos asemejan a los cristianos a herramientas que Dios puede usar. Mientras usaba mi mordaza robótica pensé en ese concepto. ¿ Soy una herramienta, o un instrumento, en las manos de Dios? Traté de tocar el clarinete cuando era más joven y siento no haber continuado. Recuerdo cuán bien me sentía de hacer que el clarinete produjera las notas correctas para hacer una melodía. Me inspiraba y me hacía sentir creativa.
Dudo que Dios me vea de esa forma. De hecho, estoy segura de que no lo hace así. Nosotros usamos una herramienta para hacer un trabajo, o un instrumento para hacer música. Yo soy mucho más de eso para Dios. Tenemos una relación.
Al hacerse humano, el Hijo de Dios tomó a toda la humanidad sobre sí mismo, haciéndonos uno con él. Nos llama sus amigos y sus hermanos y hermanas, y nos invita a todos a participar con él en pueden bailar, saltar y girar en una habitación. Solo los seres humanos pueden participar en este gran baile de vida.
Únete al baile en lugar de quedarte sentado a los lados. Únete al baile en lugar de pensar en ti mismo como una mera herramienta o un instrumento. Levanta tus pies y vuela sobre el suelo con las increíbles armonías del gozo y el amor ilimitados de Dios.
Pensar en nosotros como herramientas me parece que es una mentalidad limitada. Dios nos da la libertad de elegir, de pensar y para ser creativos en como nos relacionamos con él y los unos con los otros. Una herramienta no tiene libertad y hace solo lo que quiere el que la usa. Al contrario, nosotros tenemos que pensar como participantes con Dios, como sus hijos amados trabajando juntos en colaboración y cooperación.
Me gustan mis herramientas pero mientras me son útiles, si se rompen las desecho. Dios nos ama siempre, incluso cuando nos rompemos, lo que hacemos a menudo. Para él nunca somos inútiles. Él nos sana y nos ayuda a seguir adelante, porque eso es lo que hacen la familia y los amigos.
1 C. Baxter Kruger, The Great Dance – El Gran Baile( Regent College Publishing, 2005)
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