Verdad y Vida JUL-SEP 2016 | Page 17

en su carrera: “¡Sigue Alcino, sigue! ¡Corre Alcino, corre!”. Terminó con una gran sonrisa que podía iluminar a todo Shangai. Lo que hace únicos a los Juegos Olímpicos Especiales es que no solo llegan durante tres semanas y luego desaparecen. Como vemos por la vida de Alcino y de otros, estos atletas son parte de una organización que es un catalizador continuo para cambiar la sociedad y el mundo. Los Olímpicos Especiales, de una forma más tranquila y humilde, nos mostraron algo que se pudo perder en Los atletas Olímpicos Especiales van a los Juegos para participar, animarse y ayudarse los unos a los otros y para terminar sus pruebas. los eventos espectaculares, politizados y comercializados en Beijing, y con esto no estamos diciendo que estos no fueran espectaculares. ¿Cómo no podían haber sido cuando China invirtió cinco años en prepararlos, movilizó a 40.000 voluntarios, abrieron sus hogares a todas las ciento sesenta y ocho naciones participantes y a sus equipos para que pudieran experimentar la hospitalidad doméstica china, y organizó foros globales sobre como las familias, las comunidades y las naciones pueden comprender y facilitar mejor a las personas discapacitadas intelectualmente? No, cuando los Olímpicos Especiales acabaron, www.comuniondelagracia.es China había cambiado como lo habíamos hecho cada uno de los que asistieron o participaron. A medida que pasaban los días, yendo de prueba en prueba, notamos como a diferencia de otros juegos mundiales, los atletas olímpicos especiales representaban cada edad, sexo y nacionalidad. Lo que nos sorprendió fue que no vinieron a los juegos a competir. Al contrario, estaban en los juegos para participar, animarse y ayudarse los unos a los otros y para acabar sus pruebas. Fue una formula para algunos momentos muy especiales, como la salida de la Ceremonia de apertura de los Olímpicos Especiales carrera de velocidad de los 400 metros masculinos. De pie en la pista, esperando que se diera la salida, estaba un joven chino que no tendría más de doce años. No mediría más de uno cuarenta metros de altura y pesaría quizás treinta o treinta cinco kilos. En la calle siguiente estaba un corredor que tendría cerca de 20 años. Medía más de uno ochenta metros de altura y pesaría más de ochenta kilos. El muchacho miraba a su competidor como David debió de mirar a Goliat, pero a diferencia de la historia bíblica, entre aquellos dos olímpicos espeVerdad y Vida Julio – Septiembre 2016 17