Laureana Buki Cardelino
de Punta Lara
A lgo se detuvo entre las plantas.
Distintos ángulos de caída
del sol y de las sombras.
El primer brillo de la noche
o el último brillo del día dio en tu cara
y después dejó de existir.
Fuimos al río y me mostraste
una cicatriz profunda
en tu espalda,
una línea arqueada, hundida
en la piel, no muy larga
pero sí te abrió tejidos, capas.
Me dijiste que alguien la hizo con un cuchillo
y parecía que sí,
la piel era brillante y más clara ahí,
podría haber sido un puñal en la espalda.
Entonces alguien te había clavado un puñal
en la espalda.
La herida que no duele es vieja
esto no quiere decir
que no te haya desgarrado
que no siga atravesando por dentro
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