Venezuela, suplemento especial Venezuela3 | Page 6

6 | P ági na La era de Maduro ha estado llena de conspiraciones, lo que dice mucho del sentimiento de los uniformados. La ONG Justicia Venezolana ha contabilizado más de 150 militares presos, casi la mitad de ellos aún con el estatus de «activos», acusados del delito de traición a la patria. La fuente también nos señala que la Dirección de Inteligencia Militar está desplegada en toda la frontera entre Colombia y Venezuela, donde investiga los movimientos de las brigadas de Apure, Táchira y Zulia, donde habría oficiales conspirando. Ese sería el caso de los militares adscritos a la 2509 CIA de Francotiradores, capturados hace tres días en la población de Ureña. «Hay unidades especializadas que operan con oficiales específicos, y el temor es que estos deserten para no acatar la ordenes de mi general Padrino», dice. Los rumores de traición a la patria apuntan incluso nombres específicos como el del Comandante General del Ejercito, Suárez Chourio, que habría tenido varios «desacuerdos» con el ministro de Defensa, Vladimir Padrino López, por no querer negociar con la oposición. Sin embargo, a nivel interno Chourio no tiene «liderazgo ni ascendencia», ni la fuerza para poder enfrentarse a Padrino López. Además, es visto por sus homólogos como «un mandadero que llegó hasta el más alto rango por su amistad con Chávez». Incluso varias veces se ha dicho que sería el próximo Ministro de la Defensa, cosa que no ha sucedido. Es una cebo, por lo que los verdaderos sospechosos deben de estar entre los que «comandan la armada o la aviación». La división ideológica dentro de sus filas es una realidad. Desde la década de los 90, cuando el fallecido presidente Hugo Chávez protagonizó sus dos intentos de alzamiento, los militares venezolanos se volvieron una pieza clave en el desarrollo político de la nación. A tal punto que fueron militares quienes respaldaron la destitución en la presidencia de Chávez, la madrugada del 11 de abril del 2002, pero también militares los que demandaron su retorno. La Fuerza Armada se ha convertido en eje político del proceso actual, y se ha transformado en una suerte de ejército miliciano, donde parece que no existe jerarquía ni disciplina ni obediencia fundada en los rangos. Se trata, pues, de una institución fragmentada entre quienes comparten el proyecto del partido chavista y quienes, activa o