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armados que se hacen pasar por sindicalistas “hacen lo que quieren” en el estado y
extorsionan a las compañías constructoras. “Siembran el terror, y no sólo entre los
propietarios, sino también entre los trabajadores”, dijo.
Jorge Roig, presidente de la Federación Venezolana de Cámaras de Comercio, dice que el
crimen ejerce una influencia directa en las decisiones de las empresas respecto de hacer o
no negocios en el país. “Hay ejecutivos que no quieren venir porque tienen miedo”, dice, “y
muchos empresarios venezolanos viven en el exterior, por lo que sus compañías producen
menos”.
El presidente Nicolás Maduro, el sucesor de Chávez, instó a usar “mano de hierro” contra
los criminales luego del asesinato de Spear y su esposo. Holder, de FTI, que basa su
estimación en lo que Colombia gastó en la guerra contra los carteles de la droga, dice que
Venezuela necesitaría US$170.000 millones para reducir el crimen de forma significativa.