SARAY CÁRDENAS CARDENAS
ace mucho tiempo en un lejano bosque vivía un leñador, este leñador vivía
muy solo cerca de la montaña, no le importaba las leyes que impedían la
tala de bosques. Él no sabía cuál era la utilidad de los árboles, ni estaba
consciente de lo que estaba haciendo, por esta razón se dedicaba a talar
toda clase de árboles para sacar de sus troncos madera y venderlos; con
ese dinero vivía bien económicamente; los vecinos siempre le decían el
daño que estaba haciendo al medio ambiente, y más que todo que las personas
como él iban a terminar acabando con el mundo y el oxígeno que proporcionaba
el bosque.
H
Un día el leñador fue a talar y vio un árbol muy atractivo, lo primero que pensó fue
en talarlo, aunque sentía un mal presentimiento; cuando se preparaba para talar
vio una luz resplandeciente que lo hizo dormir y perdió el conocimiento, quedando
profundo cerca del árbol que pretendía cortar. El leñador quedo sumergido en un
profundo sueño que lo llevó a una situación contraria de lo que él hacía, cuando él
despertó vio que él era un árbol frondoso muy grande y su cabello eran hojas de
varios colores que reflejaban una hermosa primavera, sus brazos eran largas ramas,
sus pies se convirtieron en raíces y el torso del leñador se convirtió en tronco,
quedando su alma atrapada en ese bello árbol. Él al ver a su alrededor vio su
cuerpo junto a sus raíces que se estaba moviendo, el cuerpo del leñador poseía el
alma del árbol, ahora se habían intercambiado los papeles,
¡el leñador
inexplicablemente era un árbol!
El cuerpo del leñador le explico muy amablemente al árbol todo lo que él sentía
cuando era talado, y que cambiar su posición se debía a una misión para que
pudiera entender que talar no era adecuado y que él tenía que llevar a la
humanidad el mensaje de que los árboles servían para muchas cosas, y eran los
pulmones de la tierra…
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