franca rendición y, sobre todo, aquellas miradas de celoso amor que
hasta ayer había sentido tan únicamente suyas…
Les apuntó sentados en el banco del solitario parque, notando el
rugir de los celos cuando ambos pintaron con mesura el gesto de un
apasionado beso hurtado al compás del pudor inocente. Llegó ese
momento, perfectos los dos, alineados en la curva correcta de tiro… Una
sola bala, la cruz de la rayada mira fijada en sus cráneos y un nervioso
índice amaga el gatillo y anuncia una fosa común en medio del sueño…
Ariadne, su bella Ariadne, su soñada y traidora Ariadne…, esa a la que no
ha visto asomar su almendrada cara desde la ventana de enfrente
durmiendo también, esa que sueña a su vez en su apasionada onírica un
sueño distinto al de él… Con él y por él en ese parque cercano, sentados
los dos en el mismo banco de sus encontrados sueños…
Germán Repetto (Albalate de Zorita, Guadalajara)
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