NOTA DE LA AUTORA: Niños y adultos ponen en juego su capacidad para imaginar,
introducir normas sociales o interpretar otro personaje. El disfraz es un valioso
instrumento para transmitir conocimientos, información y normas; estimula la
interacción y amplía nuevas formas de comunicación; contribuye al desarrollo de la
identidad y de la conciencia moral y favorece el autocontrol y la conciencia
personal (imagen del Yo)
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