Un cuento sobre la honestidad
"Érase una vez un niño muy pobre que vivía con sus padres en las afueras de la
ciudad. Juanito, que así se llamaba el niño, se iba todas las mañanas bien temprano
al mercado de la ciudad, a tratar de buscar algo que hacer para que los
comerciantes lo ayudaran con algunas cosas que le regalaban - frutas, hortalizas,
verduras -, y contribuir a la economía hogareña, a pesar de que como era un niño
era bien poco lo que podía conseguir.
Un día, estando sentado frente a una tienda de frutas, vio a una anciana comprando
cosas que echaba en una bolsa grande. Juanito se acercó a ella para tratar de
ayudarla, pero la anciana, al verlo tan desarrapado, lo echó de su lado, porque temía
que el niño le fuera a coger alguna fruta que acababa de comprar. Juanito no le hizo
mucho caso, pensando que quizás la viejecita había tenido anteriormente alguna
experiencia desagradable.
En eso la anciana se va y, como era muy viejita, echó su bolsa del dinero en la bolsa
de la compra. Esta se cayó al suelo sin que se diera cuenta. Juanito corrió donde la
bolsa había caído, y cuando la abrió ¡Cielos, allí había dinero como para que toda su
familia comiera una semana! ¡Qué suerte!.
¿Y sabes lo que hizo Juanito? Corrió hacia la anciana que ya se iba del mercado. Al
verle de nuevo, la señora le dijo: “Mira niño, ¡ya te dije que no quiero que me
ayudes!”
“Señora” replicó Juanito no es para eso, sino para devolverle esta bolsa que se cayó
sin que usted se diera cuenta.”
La anciana incrédula tomó la bolsa, miró dentro y exclamó: “Que injusta he sido, un
niño tan honesto y yo rechazándolo. Ven conmigo a mi casa, para que te de todo lo
que necesites para ti y tu familia.”
Y dicen que desde entonces todo el mundo en la vecindad llama a Juanito “el
honrado”, por lo honesto que había sido en su conducta".