abrió la madrastra, que, al verlos exclamó -¡Diablo de niños! ¿Qué es eso de quedarse tantas horas fuera de la casa? - En cambio el padre, encantado de que ellos vovieran.
L a siguiente noche la madrastra insistía en volver a llevar a los niños, su padre no lo pudo negar y accedió. Esta vez no le dijo el plan completo pues sabía que los niños escucharían, pero su plan era taparle los ojos a los niños para que así no tuvieran visión y no anotaran las calles, asegurandose también de que Freddy no llevara su libreta con las calles anotadas.
A la madrugada siguiente se presentó la mujer a sacarlos de la cama y les dió su pedacito de pan a cada uno, más pequeño aún que la vez pasada. Camino a la casa, tanto Freddy como Valerie iban con los ojos cubiertos con un pedazo de tela negra. La madrastra condujo a los niños a la puerta y les dijo - Para que su