en vez del dedo, le sacaba un hueso, y la vieja que tenía muy mala vista, pensaba que realmente era e dedo de Freddy, y todo era para que no llegara el día de cocinarlo. Al cabo de cuatro semanas, la vieja vio que Freddy continuaba tan flaco que perdió la paciencia y no quiso aguardar más -Anda Valerie - dijo la vieja -, a a buscar agua, este gordo o flaco tu hermano, mañana me lo comeré.
Por la madrugada, Valerie salió a llenar de agua el caldero y encender fuego. -Ya he calentado el horno y preparado la masa - Y de un empujon llevo a la niña hasta el horno, de cuya puerta salian grandes llamas. -Entra a ver si esta bastante caliente para meter el pan - mandó la vieja. La niña rápido aventó a la vieja y liberó a su hermano. Echaron a correr y una vela les guió el camino a casa. Al llegar a su casa su padre los recibió con una grande sonisa y les informó que la madratra había fallecido y vivieron felices para siempre.