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VAD. 03 | Junio 2020 | ISSN 2659-9139 e-ISSN 2659-9198 Sistemas Urbanos Autopoiéticos 26 Humberto Maturana y Francisco Varela, De máquinas y seres vivos. Autopoiesis: La organización de lo vivo (Santiago de Chile: Editorial universitaria, 2006). Mencionábamos al comienzo, en referencia a las características de los sistemas complejos, su capacidad de permitir un comportamiento emergente dentro del propio sistema. Esta condición responde a la autoorganización, o para ser más precisos, a la idea de Autopoiesis. Un concepto desarrollado y acuñado por los biólogos chilenos Humberto Maturana y Francisco Varela (1973) 26 ; haciendo referencia a la capacidad de un sistema biológico de autoproducirse. Esta idea posteriormente es recogida por otros autores, fuera del ámbito de la biología, como en el caso del sociólogo alemán Niklas Luhmann, quien lo aplica al estudio del funcionamiento y organización de los sistemas sociales, estableciendo una relación entre autopoiesis y sistemas autorreferentes. Para el desarrollo de este trabajo se propone una nueva aplicación, incorporando a la comprensión, todos aquellos procesos urbanos espontáneos e informales (auto-organizados), surgidos fuera del determinismo estructural de la ciudad, los cuales pueden ser entendidos como sistemas urbanos autopoiéticos, desde una observación sistémica de la ciudad. Procesos que, a nuestro juicio, constituyen una clave fundamental de la mecánica evolutiva de las ciudades. La autopoiesis hace relación con la dinámica espontánea de constitución de sistemas, donde el nuevo sistema es capaz de establecer un nuevo entorno a través de sus relaciones, concadenando una comunicación entre sistema y entorno que construye nuevos mecanismos de comunicación. 27 Ibidem, 27. “El caos es el medio desde el cual surge un nuevo sistema que no ha sido capaz de ser producido” 27 en el ámbito del determinismo estructural del sistema mayor. Las relaciones de orden determinan la dinámica de organización autopoiética determinando la concatenación de las relaciones constitutivas, de especificidad y de orden, y por consiguiente, su relación efectiva. 28 28 Ibidem, 83. Tratamos a cualquier situación que nos parece violar el determinismo estructural como una expresión de error en nuestra mirada, como un fraude, o como un milagro. 29 29 Ibidem, 24. 30 Johan Huizinga, Homo Ludens (Madrid: Alianza Editorial, 1972). En este sentido, los sistemas urbanos autopoiéticos deben ser entendidos como una unidad de orden específica, que opera tejiendo nuevas relaciones de comunicación, y no necesariamente se traducen en un orden espacial estricto; se trata más bien de un orden relacional en el espacio de comunicación de la ciudad, más que una ordenación de elementos formales en el espacio. Observemos como ejemplo la mecánica del juego, que es sin duda una celebración del azar, dentro de una estructura de reglas prestablecidas. Johan Huizinga hacia 1938 mencionaba cómo las formas culturales emergen de pulsiones lúdicas 30 , expresiones que pueden considerarse como eminentemente autopoiéticas, desde una perspectiva social y espacial. La manifestación del juego, como mecanismo de apropiación del espacio, nos recuerda precisamente la necesidad de incertidumbre con que debe contar la ciudad para que estos procesos puedan aparecer (Fig. 6). Ya respecto a aquello, Aldo Van Eyck en 1962 mencionaba: 36 FRANCISCO JAVIER PARADA PINO. Complejidad, Caos y Entropía. O cómo entender el orden evolutivo de las ciudades, pp. 28-39