VAD 03 El Orden Junio 2020 | Page 21

ISSN 2659-9139 e-ISSN 2659-9198 | Junio 2020 | 03.VAD He recorrido las tierras de España y aprendí en sus rincones lo que una arquitectura anónima me enseñaba. No tomé con el lápiz apuntes de toda esa escenografía que tanto se ha prodigado en la anécdota de lo popular. Se me llenaban los ojos con eso que el hombre hace para sí, con la sabiduría de su necesidad amparada por la tradición del lugar. De sorpresa adiviné la medida y la función de los espacios que edificó para cobijar su vida y su trabajo y cómo presentía con respeto los entornos para la convivencia. Así nacían, así se hicieron los pueblos que yo admiraba y de los que aprendí la ley oculta de su ordenación espontánea. 13 13 José Luis Fernández del Amo, “Del hacer de unos Pueblos de Colonización”, Arquitectura 192 (1974): 33. Figura 4. Joaquín del Palacio-Kindel. Arquitecturas domésticas en Vegaviana. www.ruralc.com La separación de los tránsitos peatonales y rodados en la ordenación de Vegaviana puede leerse también como una apuesta decidida por los postulados que emanaban de los CIAM y es otro punto en común con la obra de Alejandro de la Sota para el INC en Esquivel, La Bazana, Entrerríos o Valuengo 14 , generalizándose entre los arquitectos del Instituto ya por entonces esta circunstancia. De este engranaje teórico surgen planteamientos de zonificación o segregación de usos y funciones que se patentan, separando la masa residencial de los servicios públicos, o que se apuntan a la corriente higienista por la diferenciación de tráfico en sus calles (flujos de movimiento sucios para los carros tirados por animales y flujos limpios para peatones). 14 Rubén Cabecera Soriano, Los Pueblos de Colonización Extremeños de Alejandro de la Sota (Mérida: Editora Regional de Extremadura, 2014), 204. Además, el espacio público en Vegaviana se acompaña en los lugares de parada y estancia con pequeños equipamientos, tales como fuentes o abrevaderos que de una parte sirven para abastecer a los vecinos y refrescar a los animales de labriego, pero que por otra no dejan de ser una representación del elemento fundamental que da sentido a toda voluntad de colonización agraria: el agua. Estos pequeños espacios de reunión en torno al agua sirven, por ende, para generar lugares de encuentro y de construcción comunitaria en un contexto social de inexistencia de lazos y arraigo entre los nuevos pobladores. SETE ÁLVAREZ. Laboratorios del vacío. El orden no construido de José Luis Fernández del Amo en Vegaviana, pp.16-27 21