El puñal de la tumba 32 de la necrópolis de Las Ruedas
Uno de los hallazgos más singulares de cuantos se han producido en la Arqueología prerromana
meseteña corresponde a la tumba 32, hallada en
1986, dentro del cementerio pintiano de Las Ruedas.
Pese a tratarse de un conjunto ligeramente alterado,
seguramente por el arado, conservaba buena parte
de sus ajuares todavía in situ. El puñal de tipo Monte
Bernorio que aquí pudo recuperarse corresponde a
la fase de expansión y cuenta tan solo con el pomo y
el tahalí, sin que se hayan conservado ni la hoja, ni la
guarda, ni la funda metálicas.
Lo excepcional del hallazgo viene dado por la
iconografía grabada en su superficie, con multitud de
figuras animales y humanas, cuando en el universo
vacceo predominan por completo los motivos y composiciones geométricas. Pero también por un pomo
cuya anchura es de 265 mm, por lo que el arma resulta tan ancha como larga y, en consecuencia, funcionalmente de escasa o nula operatividad. Es evidente,
además de por los damasquinados en hilo de plata
que luce su anverso, que se trataría, por tanto, de
un arma de parada, correspondiente a un aristócrata
vacceo.
Anverso del tahalí y pomo muestran una decoración damasquinada de eses encadenadas. El reverso y canto del pomo incluyen, por su parte, veinticinco animales (dieciocho verracos, dos cabras, una
gallina, un cánido y tres zoomorfos en perspectiva cenital), amén de sendas monomaquias con guerreros
portadores de caetrae y lanzas de puntas metálicas.
Estas representaciones estarían haciendo referencia a tres ámbitos diferenciables, asimilables
a un esquema tripartito: lo divino, lo guerrero y lo
productivo. En el primer nivel tres animales en perspectiva cenital, cuyas lenguas lamen sendas tortas o
panes bregados, ocupan la zona central del pomo, lo
que unido a su representación a mayor tamaño que
el resto de las figuras, nos habla del convencionalismo universal otorgado a las divinidades (v.gr. el Pantocrátor dentro del tímpano del templo cristiano). En
el segundo nivel el mundo agonístico o del combate,
como modelo ético o de conducta, queda representado en ambos arriaces, en perfecta simetría, por
monomaquias guerreras. Finalmente, la riqueza material vendría representada por una verdadera piara
de cerdos —con las gónadas bien marcadas, al igual
que los colmillos, transmitiendo una clara fuerza genésica—, amén de otras especies animales minoritarias ya señaladas.
Unas imágenes excepcionales que creemos
contribuirían a llevar al máximo nivel de distinción a
su poseedor, y para las que no descartamos incluso
una orientación escatológica, de heroización de su
poseedor en el más allá.
Pomo del puñal de la tumba 32 de la necrópolis de Las Ruedas, de Pintia, con detalle fotográfico de la escena de monomaquia (dibujo Ángel Rodríguez González-CEVFW).
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