Vaccea Anuario 2012 Sep. 2013 | Página 37

Arriba. Reconstrucción de la disposición sobre la cintura del puñal de filos curvos (dibujo Luis Pascual Repiso-CEVFW). Abajo. Broche, puñal y funda de una daga de filos curvos procedente de la tumba 150 de la necrópolis de Las Ruedas, de Pintia (dibujo Ángel Rodríguez González-CEVFW). La coincidencia temporal entre el inicio de las transformaciones del puñal Monte Bernorio, a finales del siglo III a.C., con los primeros contactos militares del pueblo vacceo con el ejército cartaginés y más tarde con las legiones romanas, puede argumentar la progresiva sustitución de un arma poco práctica por otra más manejable y eficaz en el combate. Una razón que justificaría la ausencia de los grandes pomos en las empuñaduras, el aumento del tamaño de las hojas y la desaparición del estrangulamiento del tercio inferior en beneficio del perfil pistiliforme, con mayor poder de penetración, así como el empleo de vainas de armazón, formadas por dos cantoneras unidas por varillas, mucho más ligeras que las de dos valvas. En un primer momento, en plena fase de expansión del tipo Monte Bernorio, se plantean una serie de modificaciones que desencadenan un proceso de cambio de su fisonomía, aunque no afectan a todos los ejemplares pues, de hecho, se mantienen los elaborados con los típicos pomos naviformes, las hojas estranguladas en su tercio inferior y las pequeñas dimensiones. De esta forma, si bien perviven los rasgos bernorianos típicos, aparecen los pomos de discos y el perfil pistiliforme de las hojas, que incrementan las dimensiones hasta llegar a los 4 cm de anchura y los 18 cm de longitud. Posteriormente, la introducción de nuevas aportaciones en la elaboración de los puñales alcanza tal envergadura que alteran significativamente las características propias del tipo Monte Bernorio. Los nuevos ejemplares que encontramos en este momento, a caballo entre las últimas décadas del siglo III y los comienzos del siglo II a.C., presentan una gran diversidad en sus formas y un reducido número de rasgos propios. No obstante, poseen unos elementos comunes, razón por la cual se habla de un modelo específico denominado de enmangue en espiga. En él se mantiene la hoja estrangulada en el tercio inferior, la triangular y la pistiliforme, con un ligero aumento de su tamaño, que alcanza entre los 17 y 21 cm de longitud y los 4-5 cm de anchura. La empuñadura se monta sobre una espiga rectangular, con una guarda de aspecto semejante a las tradicionales formas naviformes, junto con el puño y el pomo broncíneos de diseño variable. Pero es en la vaina donde observamos el cambio más significativo, pues desaparecen las anteriores, formadas por dos valvas, 6 37