Así que me apresuré a preparar yo misma los remedios caseros para hacer resplandecer mi belleza natural (que no falte la autoestima jejeje). Ahí van las recetas:
*MASCARILLA PURIFICANTE DE AVENA: Cocer tres cucharadas de harina integral de avena. Filtrar el líquido resultante, deshecharlo y poner sobre el rostro la pasta que queda. Esperar media hora antes de eliminar con agua tibia.
*HIDRATANTE PARA EL CABELLO: Aplicar directamente 2 cucharaditas de aceite de almendra en el pelo seco y limpio. Luego dar suaves masajes de la mitad del cabello hacia las puntas. Colocar un gorro plástico de baño sobre la cabeza y dejar puesto por 15 minutos. Pasado ese tiempo, lavar el cabello con un champú normal y enjuagar bien. Este remedio es muy utilizado como acondicionador casero del cabello seco.
A las 8 de la tarde llegó mi marido del trabajo y se quedó pasmado en la puerta de la cocina porque me encontró preparando la cena a toda prisa, vestida con una camiseta vieja y zapatillas, la cara embadurnada con la bendita mascarilla de avena y una bolsa de plástico cubriendo mi cabello engrasado con el aceite de almendra. No hace falta que os jure que se estuvo riendo de mi un rato largo… Suerte que con la mascarilla no se vio mi cara roja de la vergüenza que pasé…
Después de ducharme decidí aplicarme con las manos y unas ojeras terribles que me vi en el espejo. Esto es lo que hice:
*REMEDIO PARA LAS OJERAS: Elaborar compresas relajantes con 2 bolsitas de té, las cuales deben sumergirse en una taza con agua caliente. Luego, sacarlos y dejar que el té se enfríe. Mojar dos bolitas de algodones en el té y aplicar sobre los párpados cerrados durante 10 ó 15 minutos.
*EXFOLIACION E HIDRATACION PARA LAS MANOS: Mezclar en la palma de la mano un poco de cualquier crema hidratante o de bebé que tengas por casa con una cucharadita de azúcar. Una vez bien mezclada extiéndela por el dorso de las manos, frotando bien. La piel queda muy suave y muy bien hidratada.
Se acabó el tiempo de mi sesión de belleza improvisada, así que me sequé el cabello, me maquillé muy ligeramente con lo poco que tengo y me vestí informal, aunque con detalles bonitos.
Cuando me despedí de mi esposo al salir, me dijo: “Querida, estabas francamente graciosa con todo eso que te pusiste en la cara, pero debo decirte que estás preciosa…” Así que me fui de cena con mi amiga más feliz que unas castañuelas, y el autoestima muy alta!! Y me lo pasé genial!!
Pero hacía falta una solución, así que eché mano de los remedios caseros, esos que todo el mundo sabe pero que nadie utiliza por comodidad. Y en cuanto llegué a casa, puse manos a la obra. Lo primero que busqué por el armario del cuarto de baño fue una crema hidratante para la cara… Sí, encontré una, pero olía a rancio del tiempo que llevaba allá guardada…