"Un Aguardiente para Olvidar" Obra de Teatro | Page 9
( VII ) NARRADOR: Gonzalo, quedó solo en la mesa. De pronto un Hombre de los que había presenciado todo, se le acercó con paso lento, su respiración era muy fuerte, y colocándole una mano en el hombro, con voz pausada le Dijo: EL CHE:
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Compañero, Ánimo...! “Hay que endurecerse, sin llegar nunca a perder la Ternura..!” Y No olvide compañero “Que no se vive celebrando victorias, sino superando derrotas”
Gonzalo levantó la cabeza, preciso cuando ese extraño personaje salía de la Cantina, alcanzando observar entre el humo del habano que llevaba, su uniforme verde oliva. y sus botas relucientes. Comprendió entonces, que solo su Invitado tuvo la intención de animarlo.
Pasaron los días, los meses y los años y el Negocio pasó a manos de otros dueños. Gonzalo todas las mañanas se asomaba al Puerto, sacaba de su camisa, un papel, algo maltratado por el tiempo, pero que aún se lograba ver su hermoso contenido y un número, el 8”. Por las tardes, a la misma hora de aquel amargo episodio visitaba la Cantina que alguna vez fue suya. Y desde entonces, en aquel lugar por mucho tiempo solo se escuchó un lamento, el de un hombre que bebió solo Aguardiente para olvidar.
Cantinero: Tráigame todo el Aguardiente que tenga..! “Hoy me quiero emborrachar, necesito ser amado, para olvidar un pasado que no se puede olvidar. Si yo pudiera cantar, pero la pena me ahoga, la recuerdo a todas horas, y no la puedo olvidar” NARRADOR: Después de tantas tardes, cuando vencido por el cansancio y el trago, cayó dormido sobre la falda de una palmera, al tiempo que botella y papel volaban por los vientos fuertes de la época. Al verlo tirado como inconsciente todos creyeron que al fin se habían librado de aquel sufrido borracho que se la pasaba cantando y besando un papel. Pero sólo pasaron un par de horas para que la misma gente comprendiera que ni la política, ni la distancia, ni el tiempo y mucho menos una botella de Aguardiente, podían acabar con el amor, cuando este es de verdad.