Tenemos a Viago de 379 años, el protagonista del
filme, siendo éste el centro del grupo, el personaje
emocional y políticamente correcto del grupo, uno
que parece sacado de The Fearless Vampire Killers
de Roman Polansky. Por su parte está Vladislav,
que a sus 862 años es un dandy, el seductor del
grupo, y curiosamente, el más fuerte, en resumen
un remedo de Vlad el empalador de la versión de
Drácula, dirigida por Francis Ford Coppola.
Deacon, el joven, guapetón e intento de seductor de 183 años, uno que parece sacado de The lost
Boys, de Joel Schumacher. Y por último tenemos
al buen Petyr, de 8,000 años de edad, (sí, leyeron
bien), una parodia del mismísimo Nosferatu. Petyr es un ser misterioso, lleno de sabiduría y sed,
que no dudará en hacerles pasar malos ratos a
su compañeros vampiros (LOL).
La trama, aunque es de lo más sencilla, nos
remite a observar la cotidianidad de estos seres
en el mundo contemporáneo, desde su estilo de
vida dentro de la casa que habitan, sus gustos, la
convivencia con los humanos, y claro, no pueden
faltar las simpáticas salidas nocturnas, con todo
y antros incluídos... ¡Sí, antros!
Una película de bajo presupuesto con momentos de brillantez narrativa, una adaptación
de todos los elementos que cualquier persona
conoce de los vampiros, mezclados de una manera
sumamente sencilla, digerible, pero que tiene un
compendio significativo de referencias a clásicos
del cine vampírico. En 90 minutos los directores, que también actúan, imprimen un hilarante
toque de cariño por el género, en una cinta que
no duda en llevarnos de la comedia al gore, un
brillante trabajo lleno de situaciones incómodas,
las cuales terminan por hacer que el espectador
se rompa a carcajadas. No por nada fue la grata
sorpresa del Festival Sitges 2014, la mejor comedia
del año. Punto